Si usted va por la calle al mediodía y se encuentra a dos personas a quienes no conoce, seguramente tenga la curiosidad de saber si alguna es de Ceuta y, dado el caso, cual de ellas. Si son las doce del mediodía, el ejercicio es sencillo: lo más normal es que el local siga como si tal cosa y el foráneo se inquiete al oir un cañonazo. "Ya son las doce", dirá el ceutí. "¿A qué viene esto?", pensará el foráneo.
Hoy, ese cañonazo - que marcaba la hora del rezo del Angelus o la vuelta a la cárcel para los presos que andaban en semilibertad por el Hacho- no se ha disparado, sin embargo, desde la vetusta fortaleza. Lo ha hecho desde el corazón de la ciudad: las Murallas Reales han sido escenario de esta peculiar costumbre para recordarnos que estamos, justo, a mitad del día.
El motivo es la fecha que marca el calendario: 25 de julio. Santiago Apóstol, patrón de España. Y para homenajear al hombre que, dicen, duerme bajo un campo de estrellas (Compostela en gallego), en la plaza que lleva su nombre se ha realizado una breve parada militar.
Ha consistido en un pequeño desfile de los soldados de Caballería, que se encomiendan al patronazgo de Santiago de Tiberiades. El acto, presidido por el comandante general, Marcos Llago, ha contado con la asistencia del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, o la delegada del Gobierno, Cristina Pérez, además de varios miembros del Ejecutivo local, VOX y directores provinciales. Y de un puñado de ciudadanos, locales o no, que pocas veces han tenido la ocasión de ver tan cerca el costumbrista y peculiar momento. Enfrente, en el Baluarte de la Bandera y sobre tantas piezas de mortero como resistieron sus cimientos durante el Sitio de los Treinta Años (el mayor caso de resistencia de una ciudad sitiada que se conoce en la historia de la humanidad), la bandera de España era izada sobe el Baluarte de la Bandera. Recuerdos a Santiago, pues, en el corazón de Ceuta.
