Mariam Hayek ha fallecido. La joven ceutí, cuyo caso ha sido tan sonado en las últimas semanas, no ha podido superar las consecuencias del ictus sufrido hace unos días, y que motivó su traslado a la Península. Según han confirmado fuentes familiares a Ceuta Televisión, la chica permanecía en coma inducido, pero cuando los médicos trataron de recuperarla de ese estado, comenzaron unas complicaciones que, a la postre, han resultado definitivas. El óbito se ha producido esta misma tarde.
Hayek, de 28 años de edad y con síndrome de Down, sufrió un ictus el pasado 18 de agosto. Tras ingresar en Urgencias del Hospital Universitario, se decidió su traslado a Cádiz, por vía aérea. Sin embargo, por razones que aún están por aclarar, la joven llega primero al aeropuerto de Málaga y a Cádiz en ambulancia, varias horas después de los hechos. Un traslado que su propia familia desconocía se estaba produciendo, puesto que la esperaban en la capital gaditana. No fueron conscientes en ningún momento de que Mariam había sido trasladada a Málaga y de ahí, por carretera, a Cádiz. El hospital de la Zona Franca gaditana no recibe vuelos después del anochecer, el de Jerez de la Frontera estaba en obras y no fue posible el traslado aéreo.
La familia sin embargo sostiene que la orden era clara desde Ceuta, traslado a Cádiz y no a Málaga, y que no se tomaron las decisiones correctas. Es más: el hermano de la fallecida, Yamal, sostiene que su hermana no llegó a ser atendida en ningún hospital malagueño. De ahí se produjo el traslado a Cádiz, un traslado en el que según la familia, la joven sufrió varios microinfartos como pudo comprobarse horas después tras varios análisis.
Si la familia, como han anunciado, emprende o no acciones legales, es algo que está por ver. Lo que si es seguro es que están devastados. “Era coqueta, risueña, siempre se apuntaba a cualquier plan de la familia, no había día en que no mandara un audio al grupo de WhatsApp de la familia… La vamos a echar mucho de menos: era nuestra alegría, era pura vida. Cuando íbamos a la playa, lo primero que no podía faltar era su silla, siempre exigía el asiento del copiloto cuando el plan era ir a comer o tomar café. Va a ser muy duro vivir sin ella”, cuenta una familiar directa a Ceuta Televisión.
