domingo. 08.09.2024
ORGULLO LGTBI

Cuando salir del armario es salir del continente: Entre el miedo y la esperanza en el CETI

Unos días tras la conmemoración del Orgullo, hemos podido hablar con Elena Iglesias, abogada de CEAR en el CETI. Mientras hemos abordado la situación de la Comunidad LGTBI en Ceuta, no podemos olvidar a los que, casi con seguridad, lo tienen peor por su doble condición de inmigrante y LGTBI. Hablamos de los refugiados y solicitantes de asilo por su condición sexual.

Eva Iglesias, abogada de CEAR / Daniel Hernández
Eva Iglesias, abogada de CEAR / Daniel Hernández

En Ceuta, la comunidad LGTBI ha experimentado avances significativos en los últimos años, pero la discriminación persiste, según nos han expresado los miembros del colectivo a los que hemos entrevistado con motivo de la conmemoración del Dia del Orgullo. Esta realidad se agudiza dentro del CETI, explica Elena Iglesias, abogada de CEAR en el centro, donde los inmigrantes LGTBI no solo enfrentan el reto de solicitar asilo, sino también el continuo miedo de discriminación y persecución, especialmente para aquellos que ya han sufrido en sus países de origen debido a su orientación sexual o identidad de género.

Eva Iglesias, abogada de CEAR / Daniel Hernández
Elena Iglesias, abogada de CEAR / Daniel Hernández

El largo camino hacia la Libertad

El CETI, un microcosmos de diversidad y tensión, alberga a una mayoría de hombres que huyen de sus tierras natales. Los solicitantes de asilo debido a su orientación sexual o identidad de género llegan buscando un refugio, pero la mayoría elige ocultar su identidad sexual, temiendo represalias. Debido a la diversidad en la población que reside en el CETI, muchas veces de la misma nacionalidad de estas personas LGTBI, ocasiona que encontrarse seguros para poder hablar de su condición puede tardar.

La abogada ha visto cómo los inmigrantes LGTB llegan a Ceuta con el anhelo de protección y seguridad, huyendo de la persecución y los malos tratos, pero la realidad es especialmente dura para los refugiados LGTBI. Menos de diez personas al año en el CETI solicitan asilo por motivos de discriminación sexual. Estos solicitantes, como todos los demás, enfrentan un laberinto burocrático para demostrar la veracidad de sus reclamaciones. La primera entrevista es crucial, un momento en el que se recogen los hilos de sus historias para tejer una manta de pruebas.

En esas entrevistas iniciales, se les garantiza confidencialidad, un espacio seguro para desnudarse de sus miedos, pero las secuelas de años de opresión no desaparecen fácilmente. El miedo y la vergüenza, compañeros inseparables de su viaje, les impiden mostrar su verdadero yo.

El CETI de Ceuta, con todas sus limitaciones, se esfuerza por ser un lugar donde los refugiados LGTBI puedan, eventualmente, sentirse seguros y libres para ser quienes son. El miedo a ser descubiertos es abrumador, pero hay una vigilancia constante, una mano extendida para darles la confianza que necesitan. Aquí, en esta tierra de exilio, trabajan para que puedan encontrar la libertad que tanto anhelan.

 Instalaciones del CETI (Archivo)
Instalaciones del CETI (Archivo)

El Camino a la Integración

El proceso de solicitar asilo por motivos de orientación sexual o identidad de género es arduo. La mayoría de los refugiados LGTBI que pasan por el CETI, menos de diez al año, encuentran un camino lleno de obstáculos. Aunque las entrevistas iniciales son cruciales para documentar sus experiencias y traumas, el tiempo que permanecen en Ceuta es corto, lo que limita el seguimiento continuo a sus expedientes, a los que se da traslado al recurso de acogida, que es quién continúa el trabajo.

El apoyo psicológico también es fundamental en este proceso. Iglesias destaca que los perfiles más vulnerables son derivados a la psicóloga del CETI para obtener un informe que respalde su caso y que pueda ofrecerles asistencia y apoyo psicológico

La diferenciación dentro del CETI varía según la nacionalidad. Iglesias menciona que las mujeres latinas, como las venezolanas, tienden a ser más abiertas sobre su orientación sexual, mientras que las mujeres marroquíes son más reticentes. "Las chicas latinas se manifiestan y se les ve juntas en el centro sin ningún problema. Las chicas marroquíes, en cambio, son muy pocas las que vienen por ese motivo y les cuesta más decirlo", comenta Iglesias. Esta diferencia cultural influye en cómo cada grupo maneja su identidad y su búsqueda de asilo.

Los hombres, en general, suelen ocultar su identidad sexual por miedo.

El proceso de solicitud de asilo es arduo y depende en gran medida de la colaboración entre los trabajadores del CETI y las autoridades. Iglesias explica que, aunque los tiempos de espera para la entrevista inicial han mejorado, la incertidumbre sigue siendo una constante. "Ahora estamos en unos cuatro meses para los solicitantes, pero el tiempo varía mucho", afirma.

La percepción entre los inmigrantes LGTBI sobre Ceuta también juega un papel importante. Muchos la ven como una extensión de sus países de origen. Sin embargo, una vez que cruzan a la península, experimentan un alivio significativo. "El alivio que sienten de cruzar el barco es mayor incluso que el del resto de inmigrantes", dice Iglesias.

Una lucha añadida: la realidad de las transexuales

La situación de las personas transexuales en el CETI de Ceuta añade una capa adicional de complejidad. Aunque actualmente no hay ninguna, Iglesias destaca que las transexuales, especialmente las mujeres, se han enfrenado a desafíos únicos.

El proceso para las personas LGTBI es igualmente complicado. La visibilidad de su identidad de género añade una capa de vulnerabilidad. En el caso de las transexuales "es evidente cuál es su identidad, y eso puede complicar su situación", explica Iglesias.

En algunos casos, las transexuales han enfrentado agresiones en la ciudad. Iglesias recuerda cómo algunas fueron apedreadas y perseguidas. "Aquí cuando tuvimos las transexuales, las apedreaban. Las perseguían, les pegaban", relata, lo que resalta la necesidad de un entorno más seguro y respetuoso.

Eva Iglesias, abogada de CEAR / Daniel Hernández
Elena Iglesias, abogada de CEAR / Daniel Hernández

El proceso de verificación y la lucha contra el fraude

El proceso para comprobar la autenticidad de las reclamaciones de asilo por identidad sexual es meticuloso y detallado. Los solicitantes deben manifestar claramente su orientación sexual o identidad de género en la primera entrevista, donde se recogen todos los datos posibles. Iglesias señala que esta etapa es crucial, ya que de ella depende gran parte de la credibilidad del caso.

El apoyo psicológico también juega un papel fundamental. La psicóloga del CETI elabora informes detallados que respaldan las reclamaciones de los solicitantes. Estos informes son esenciales para corroborar las historias de persecución y trauma que presentan los solicitantes.

Sin embargo, no todos los casos son auténticos. Iglesias menciona que algunos inmigrantes, en su desesperación por agilizar el proceso de asilo, pueden mentir sobre su identidad sexual. "Hace cuatro años era muy complicado salir de aquí, y muchos chicos decían que eran homosexuales para que se les agilizase el proceso", explica. La coordinación entre los trabajadores del CETI es clave para detectar estos casos. Si se observa un comportamiento que no encaja con la historia presentada, se lleva a cabo una conversación directa con el solicitante para esclarecer la situación.

"Yo soy de las que piensa que es mejor hablar directamente con ellos, explicarlo todo y dejar claro que no tienen necesidad de inventarse nada", afirma Iglesias. Mentir sobre la identidad sexual no solo perjudica a quienes realmente necesitan protección, sino que también puede tener consecuencias negativas para el propio solicitante.

A pesar de los desafíos, la determinación y la esperanza de estas personas son inquebrantables. Para muchos, el traslado a la península representa un nuevo comienzo y una oportunidad para vivir libremente. "El alivio que sienten al cruzar el barco es mayor incluso que el del resto de inmigrantes", afirma Iglesias.

La vida de los refugiados LGTBI en el CETI de Ceuta es una mezcla de miedo y esperanza. Aunque enfrentan numerosos desafíos, el apoyo psicológico y legal les ayuda a encontrar un camino hacia una vida más segura y libre. La lucha por el respeto y la dignidad continúa, pero cada paso hacia adelante es un triunfo en sí mismo.

Una situación, la que viven estos refugiados, asegura Iglesias, obviamente complicada hasta que una persona del colectivo siente seguridad o confianza, pero se consigue, puesto que para ellos “salir del armario equivale a salir del continente”.

Cuando salir del armario es salir del continente: Entre el miedo y la esperanza en el CETI