Este 17 de agosto, Ceuta conmemora la festividad de Santa Beatriz de Silva, una religiosa cuyo legado espiritual trasciende fronteras y siglos. Fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción y canonizada en 1976 por el Papa Pablo VI, Santa Beatriz es venerada por su devoción a la Virgen María y por la creación de una orden religiosa que perdura hasta nuestros días. Aunque el lugar exacto de su nacimiento ha sido objeto de debate, una hipótesis significativa sitúa su origen en Ceuta, ciudad que en 1424 formaba parte del Reino de Portugal y donde su abuelo, Pedro de Meneses, era el gobernador.
Beatriz de Silva nació en una familia de nobleza portuguesa. Su padre, Rui Gomes da Silva, era escudero del rey Juan I de Portugal y desempeñaba un papel influyente en la corte. Su madre, Isabel de Meneses, era hija bastarda de Pedro de Meneses, el conquistador de Ceuta y primer gobernador portugués de la ciudad. Este linaje sitúa a Beatriz en el centro de una red de relaciones que unía a las casas reales de Portugal y Castilla, dotándola de una posición privilegiada en su tiempo.
La vida de Beatriz de Silva estuvo marcada por la fe y la devoción desde una edad temprana. Fue hermana del Beato Amadeo de Silva, reformador de la Orden Franciscana y confesor del Papa Sixto IV, quien fue un ferviente defensor del dogma de la Inmaculada Concepción. Esta devoción a la Virgen María se convertiría en el eje central de la vida y obra de Beatriz, inspirándola a fundar una nueva orden religiosa dedicada a la veneración de la Inmaculada Concepción.
En 1447, Beatriz acompañó a Isabel de Portugal, prima del rey Alfonso V, a Castilla, donde la reina se casaría con Juan II de Castilla. Sin embargo, la vida en la corte no estuvo exenta de peligros y envidias. Beatriz sufrió un episodio dramático cuando la reina, impulsada por celos infundados, la encerró en un cofre durante tres días. Durante ese tiempo, Beatriz tuvo una visión de la Virgen María, quien le indicó que sería liberada y la inspiró a consagrar su vida a la Virgen.
Tras este suceso, Beatriz dejó la corte y se dirigió al Monasterio de Santo Domingo el Real en Toledo, donde vivió más de 30 años en un retiro de oración y contemplación. Fue en este monasterio donde conoció a Isabel la Católica, quien apoyó su deseo de fundar una nueva orden religiosa. En 1484, con la ayuda de la reina, Beatriz fundó la Orden de la Inmaculada Concepción en Toledo, cumpliendo así la misión que sentía que Dios le había encomendado.
A pesar de los desafíos, incluida la muerte de Beatriz en 1492 antes de ver completamente realizada su obra, su orden continuó creciendo bajo la protección de la monarquía española. La Reina Isabel intervino para asegurar que la nueva orden pudiera seguir adelante bajo la regla de San Francisco, consolidando el legado de Beatriz.
La vida de Santa Beatriz de Silva es un testimonio de fe inquebrantable y devoción a la Virgen María. Su vínculo con Ceuta, a través de su familia y sus raíces, refuerza la importancia de la ciudad en la historia religiosa de la península ibérica. Hoy, los ceutíes recuerdan y celebran a esta santa, cuyo ejemplo de santidad y sacrificio sigue inspirando a generaciones de fieles en todo el mundo.
