sábado. 28.09.2024
A estas horas, da los últimos retoques a una tesis doctoral que defenderá próximamente ante un Jurado internacional. También apura una investigación sobre el cáncer de mama en la que lleva trabajando desde hace varios años, pese a su corta edad. A pesar de contar solo con 36 años, Alicia Quílez suma entre sus méritos profesionales no sólo la licenciatura en medicina, sino también trabajos en hospitales como el Presbyterian de New York o el actual en Saint Etienne (Francia).
Sin embargo, y pese a todo esto, la oncóloga ceutí -la casualidad quiso que su nacimiento tuviese lugar en Algeciras, cuando sus padres pasaban unos días de asueto en Tarifa-  no es protagonista en los medios de comunicación por esto. Ni siquiera porque haya formado parte del proceso de estabilización en el hospital ibicenco de Can Misses, que ha logrado sortear una situación parecida a la que atraviesa el Hospital Universitario de Ceuta. No. Es protagonista, precisamente, por haberse quedado fuera de dicho proceso.
Quílez quedó en último lugar en un concurso de estabilización, según relatan algunos medios baleares. Pero ella sostiene que el  haberse quedado fuera es por no haber acreditado competencias en catalán. No tiene el B-2 en la lengua de Llul, pese a que lo entiende perfectamente tras años ejerciendo en la sanidad de Ibiza. No sólo ejerciendo: prácticamente puso en marcha el servicio de Oncología en aquel rincón de las ‘Pitiusas’, uno de los pocos que no tenía lista de espera antes del estallido de la pandemia. En efecto: estamos a punto de cumplirse un lustro desde la pandemia, que sorprendió a Alicia en Ibiza. 
Por ello, ha demandado al Gobierno de Baleares -presidido, en la actualidad, por Marga Prohens, del Partido Popular- al entender que se ha producido una injusticia con su caso. Tal y como ella misma ha relatado a medios de comunicación como ABC “se ha primado el acreditar que se conozca un idioma a la sanación de unos pacientes”. También lamenta que tenía aprobadas las oposiciones y adjudicada la plaza, hasta que la burocracia y el asunto lingüístico se han cruzado en su camino. “Las plazas quedaron desiertas y, a la postre, han sido ocupadas por médicos que no han acreditado el nivel de idioma requerido en el concurso oposición”, lamentaba. 
Ha demandado al Servicio Balear de Salud, iniciando un proceso que puede llevar años. Mientras, esta hija de médicos ceutíes -Joaquín Quílez, uno de los galenos más conocidos de la ciudad, es su progenitor- sigue afinando su tesis y formándose para luchar contra un enemigo que, por suerte o desgracia, no va a entender de barreras idiomáticas ni de certificados sin compulsar: el cáncer de mama.

Alicia Quílez: la oncóloga ceutí sin plaza en Baleares por no acreditar un nivel de...