El 21 de agosto de 1415, Ceuta fue tomada por las fuerzas portuguesas bajo el liderazgo del rey Juan I de Portugal. Esta acción se convirtió en un hito histórico no solo para Portugal, sino también para la ciudad de Ceuta, que pasó a ser un importante enclave bajo dominio luso. La conquista portuguesa no solo significó un cambio de poder, sino que también marcó el inicio de la expansión ultramarina de Portugal, que eventualmente lo convertiría en una de las potencias marítimas más influyentes del mundo.
La conquista de Ceuta se enmarca dentro del contexto de la Reconquista y las Cruzadas, cuando la península ibérica estaba en constante conflicto entre los reinos cristianos del norte y los emiratos musulmanes del sur. La captura de Ceuta, situada en una posición estratégica en el estrecho de Gibraltar, representaba una oportunidad crucial para controlar las rutas comerciales del Mediterráneo y el Atlántico, así como para continuar la lucha contra los musulmanes en el norte de África.
En la madrugada del 21 de agosto de 1415, una flota de aproximadamente 200 barcos con unos 45,000 hombres se aproximó a las costas de Ceuta. Entre los líderes de la expedición se encontraban el rey Juan I y sus hijos, incluyendo al infante Enrique el Navegante, Duarte y Pedro. Fue Pedro de Meneses quien se destacó durante el asalto a la ciudad. no solo participando activamente en la toma de la ciudad, sino que también se convirtió en el primer gobernador portugués con la famosa frase "Majestad, con este palo me basto para defender Ceuta de todos sus enemigos’"
Tras la conquista, Meneses se estableció en Ceuta, donde jugó un papel clave en la consolidación del dominio portugués en la ciudad. Su gestión ayudó a fortalecer la presencia portuguesa en el norte de África, sentando las bases para la influencia lusa en la región. Pedro de Meneses murió en 1437, pero su legado perduró como símbolo de la determinación y la valentía durante uno de los momentos más decisivos de la historia portuguesa en África.
La presencia portuguesa en Ceuta se mantuvo firme durante más de dos siglos. Sin embargo, en 1580, tras la muerte del rey Sebastián I de Portugal en la Batalla de Alcazarquivir y sin un heredero claro al trono, Portugal entró en una crisis sucesoria. Felipe II de España, que era nieto de Manuel I de Portugal por parte de madre, aprovechó la situación para reclamar el trono portugués, dando lugar a la unión dinástica de las coronas de España y Portugal, conocida como la Unión Ibérica (1580-1640).
Durante este periodo, Ceuta, como parte de los dominios portugueses, quedó bajo la administración de la Corona española. En 1640, cuando Portugal logró restaurar su independencia bajo la casa de Braganza, Ceuta decidió mantenerse bajo la soberanía española, debido a los estrechos lazos que se habían formado durante los 60 años de unión ibérica. Este acto fue confirmado en 1668 por el Tratado de Lisboa, en el que Portugal reconoció oficialmente la soberanía española sobre Ceuta.
Legado y conmemoración
La toma de Ceuta por Portugal es recordada como un evento crucial que sentó las bases para el desarrollo posterior de la ciudad y su identidad actual. La influencia portuguesa, aunque breve en comparación con los siglos de dominio español que siguieron, dejó una marca indeleble en la cultura y el patrimonio de Ceuta. Hoy, la ciudad es un crisol de culturas, resultado de las diversas civilizaciones que han pasado por ella a lo largo de los siglos.
