Cabe recordar, para que todos tengamos en cuenta que no hablamos de una frivolidad, que el sistema alimentario es una cadena, y que todos los seres vivos tenemos una función concreta en el ecosistema. Es decir: no es sólo que las algas que de tiempo en tiempo colapsan la orilla de nuestras playas hagan eso, sino que también están invadiendo el ecosistema y ahogando otras especies. En Ceuta lo hemos visto durante los últimos veranos. Aún mermada, en comparación con lo que llegó a ser, la flota pesquera ceutí se puede resentir, como lo hace la nacional en cuanto al número de capturas y/o su calidad. Por tanto, es un problema que se origina a metros de profundidad pero que se traslada a lo que comemos.
Así nos entendemos mejor. El alga invasora ha llegado a nuestras costas, con una gran capacidad de reproducirse. Básicamente, porque tal y como apunta Enrique Ostalé -biólogo marino, perteneciente a la Universidad de Sevilla y miembro de la Junta Rectora del Instituto de Estudios Ceutíes- es un organismo capaz de reproducirse de dos maneras: sexual y asexual. La primera lleva más tiempo (ahorremos los detalles) pero el alga que está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para las autoridades opta por lo segundo.
Y ¿qué se puede hacer al respecto?. Poco, a nivel de eliminación, pero si queda margen de acción si nos referimos a contenerlo sin técnicas que supongan tener que meter a buzos debajo del agua. Javier Martínez, biólogo de la Ciudad: "ocupan extensiones de terreno bastante importantes a varios metros de profundidad. Sí estamos estudiando fórmulas para evitar que vaya a más". Resumiendo: este alga llega para quedarse, arrasa con todo y es difícil echarla. En nuestra ciudad parece arraigar, principalmente, en el Hacho. La pesca: en Ceuta es casi testimonial, pero en otras partes de España el bichito de marras -procedente de Japón- si tenemos un auténtico problema. Medio ambiental, alimenticio y, tal vez, económico, por aquello que suele ocurrir con la demanda alta y la oferta mermada.
Álvaro Sabino, biólogo marino de la Estación de Vigilancia Marítima del Estrrecho, confirma que "se trata de un problema que también puede afectar al ser humano", por aquello de la cadena alimenticia. Y, prácticamente, como todo lo que nos preguntamos en los últimos años ¿es consecuencia del cambio climático?. No tiene por qué ser así, pero tampoco es descartable. "No podemos asegurarlo a ciencia cierta, porque de vez en cuando estos fenómenos ocurren. Por ejemplo: si llegamos a una isla desierta los seres humanos, posiblemente también lo hagan nuestras mascotas: perros, gatos, etc. Todos seremos especies invasoras".
Inaugura las jornadas el consejero del área, Alejandro Ramírez, que señala que la Ciudad está, en cierto modo, a disposición de lo que diga la herramienta puesta en marcha en 2017. Las jornadas, dedicadas a profesionales en la mañana, seguirán esta tarde en la 'Adolfo Suárez'.
