domingo. 28.04.2024

El Ramón y Cajal siempre ha sido un centro referencial, no solo de la Educación, sino de la vida del barrio de Hadú. Un entorno -no hace falta incidir en ello- castigado por el desempleo, en una zona que antaño fue alternativa comercial a las principales calles del centro y que ahora trata, quizá como la ciudad en si, de redefinirse a golpe de crisis. El colegio fue uno de los primeros en entender el concepto de Comunidad Educativa: convertir al centro en algo más que un lugar donde impartir o aprender enseñanzas. En la sede de mil actividades de algunas de las entidades colaboradoras o en un club que, sin perder su esencia 'balonmanística', ha llegado a disputar la Copa del Rey de fútbol o a tener representación en Liga Nacional de Juveniles. Todo ello en sana rivalidad con el Betis, el otro equipo de Hadú.

 

Un colegio tradicionalmente abierto, presto a actividades e integrado en el barrio (ejemplo: algunas entidades de la barriada entregaron placas de reconocimiento a su ex director con motivo de la jubilación), pero sacudido en las últimas horas por una auténtica conmoción. Las puertas del centro permanecen cerradas, ante un ritmo frenético de reuniones internas, y nadie quiere hablar sobre el supuesto caso de abusos sexuales cometidos, presuntamente, por uno de los profesores del antiguo "Convoy".

 

Por teléfono, algunas madres del AMPA se excusan con Ceuta Television para no hablar. Eso sí, confirman que la gente está "lógicamente, muy nerviosa" y muy "triste" por lo ocurrido. Lamentan una cierta falta de información desde el centro "sabemos que ha venido el inspector y que ha habido reuniones", pero poco más.

 

El director "está reunido", nos dicen. Otras personas si nos cuentan, cámara y micros alejados, la mayúscula sorpresa. "Nunca, nunca, hemos detectado nada que pudiera hacernos pensar que esto ocurría", afirman. Además "los profesores de Educación Física hacen su trabajo casi a la vista de todo el mundo, ya que se desarrolla fundamentalmente en el patio" y el profesor acusado "tenía un comportamiento intachable", nos dicen. Eso sí: tampoco  ponen en juicio "el trabajo de la Policía. Lo que ha pasado, de momento, está bajo secreto de sumario".

 

Muros adentro, como decimos, hay poca respuesta. Si ha dolido que "se culpe al centro: se le pidieron los certificados y nunca había dado ni un solo motivo de sospecha", se nos cuenta. En el claustro de profesores la noticia ha caído "como una bomba. La gente está nerviosa, algo triste y sorprendida", nos cuentan.

 

En próximos días, a golpe de rutina, el Colegio espera a volver a la normalidad. A la siempr complicada tarea de enseñar. Y a tratar de responder, de momento sin nada más de lo que venimos contando los medios de comunicación, a la pregunta que desde la tarde del lunes hace temblar los cimientos del Colegio: ¿Qué ha pasado?.

 

 

El sonido del silencio