El verano nos regala una exquisitez manufacturada por el actor y director Pau Durà, e ideada para acariciar corazones y sacar la sonrisa cómplice al cinéfilo. Se trata de una road movie globalizada, que sitúa en un viaje vital e introspectivo a una extraña pareja formada por un buscavidas que regenta un garaje (Javier Gutierrez) y a un tipo muy extraño (Luis Zahera) interesado por las aves, que necesita que lo lleven en coche hasta su destino, que supuestamente es también el destino de las grullas con las que quiere encontrarse.Bastante poco más puede decirse sin desvelar lo que no se debe del argumento de esta trajicomedia sencilla y delicada en su historia, pero compleja de sentimientos y original a la vez, así que permítanme dedicar el espacio que se me ofrece a divagar un poco sobre lo que se antoja en realidad lo mejor de la obra (concepción general de la misma por parte del inspirado realizador), que no es otra cosa que el enorme duelo interpretativo de dos de los más grandes de la actuación en España: Luis Zahera y Javier Gutierrez. Ambos personajes, encarnados más que interpretados por estos actorazos, son más que distintos, en ocasiones opuestos, pero tienen en común una vida desdichada y un hermoso fondo humano bastante protegido por varias capas de ironía, canallesca y dosis de indolencia cínica ante el mal ajeno, anestesia empática que podríamos llamarla. Pero la anestesia, quién no la ha experimentado, tiene el efecto de que es pasajera, y cuando desaparece el cuerpo vuelve a adquirir la cualidad de sentir…
Zahera es un actor injustamente encasillado en papeles de mala bestia (sin ir más lejos y jugando con la palabra a la gran As bestas me remito…), por su rictus físico duro y precisamente porque se requiere ser un gran actor para estos personajes, pero en esta cinta demuestra con contundencia lo que se imaginaba de él, que es su capacidad para la veracidad en la piel que haga falta, ya sea dura y salvaje o frágil, tierna y atormentada. Por otro lado, Javier Gutierrez tenía menos que demostrar al público, pero en sus orígenes también supo lo que es estar encasillado, en este caso en papeles secundarios cómicos de canalla como los de la serie Los Serrano, que se asemejan al que borda en esta película, pero trabajos como su espaldarazo dramático en La isla mínima ya supusieron ya lo que esta interpretación para Zahera. Ambos actores con su enorme duelo ante la cámara se comen el interés de una película bonita, que posee también preciosos escenarios exteriores por descubrir y que deja un muy buen sabor de boca al respetable. Distribuido para su consumo por la plataforma Amazon Prime, seguramente pasará muy desapercibida para el gran público, por motivos varios, pero si desde esta modesta columna cinematográfica podemos contribuir a promocionar desinteresadamente buen cine y recomendar a alguien un buen plan que puede poner quizá una primera piedra para que a algún desconocido le pique el gusanillo de la transmisión de emociones y situaciones por medio de una pantalla, bienvenido sea.
JUAN CARRASCO DE LAS HERAS → [email protected]