viernes. 20.09.2024
PARTIDO POPULAR

Martínez, el Del Bosque del presidente Vivas

Guillermo Martínez asume desde este viernes por la voluntad unánime del Comité Ejecutivo del Partido Popular la Secretaría General, verdadero poder ejecutivo de la formación de puertas para adentro. Un renovado poder para quien ha sido casi todo en la política local y en el Partido Popular y tuvo que asumir y ejecutar los recortes presupuestarios por la crisis de 2011

 

 En la primera imagen Martínez se despide de Vivas en la sala de prensa de la Ciudad tras dimitir, la segunda esta tarde, más de 11 años después.
En la primera imagen Martínez se despide de Vivas en la sala de prensa de la Ciudad tras dimitir, la segunda esta tarde, más de 11 años después.

“Gracias por tus palabras cariñosas. Ese afecto que trasciende de lo político, que nos une desde hace muchos años, desde que llegué a Ceuta siendo un crío con cinco años”, ha arrancado Guillermo Martínez su primera intervención ya como secretario general del Partido Popular de Ceuta este viernes dirigiéndose a su presidente, Juan Vivas. Una figura clave para su ya dilatada carrera política. Fue Vivas quien apostó por él durante la legislatura de 2007 a 2011 para tapar un vacío provocado por la entonces incipiente guerra interna con Pedro Gordillo.

La anterior legislatura que había culminado en 2007 vivió un episodio interno en el Partido Popular que se antojaría clave para el devenir futuro. Emilio Carreira, entonces hombre fuerte en el Gobierno en funciones de controlar la Hacienda de la Ciudad y por tanto los presupuestos, osó disputar la Presidencia del Partido Popular de Ceuta a Pedro Gordillo, entonces en funciones de senador. Su derrota supuso también sellar su salida de la lista electoral. En aquella campaña, no pocas voces trataron de atacar al candidato Vivas señalando que la lista de los populares era en realidad la lista de Pedro Gordillo mucho más que la lista de Vivas o la del propio PP.

Vivas puso la segunda muesca de su abrumadora carrera de victorias electorales logrando lo que parecía casi imposible renovar una mayoría absoluta de 19 sobre 25 escaños en juego, la victoria más contundente en todo el país, por segunda vez. Pero sin Carreira en los mandos presupuestarios, y con la lista hecha a medida de otro, Vivas se encontró con la necesidad de encontrar a una persona de confianza que le reforzara en el área económica de la gestión del Ejecutivo y de paso sentar en el Consejo de Gobierno a alguien de su plena confianza. Encontró a Guillermo Martínez, que se hizo con la consejería de Economía y Empleo y asumió además la gestión del Turismo. Un miembro del Consejo de Gobierno no electo, que entonces no generó la polémica, política y judicial que generaría luego.

Vivas anticipó con ese movimiento una legislatura que acabó por ser estresante con la salida a mitad de la misma de Pedro Gordillo, con el que había mantenido un enfrentamiento interno constante en una encarnizada disputa por el poder. Su salida rodeado de un escándalo de tintes sexuales saltó a la prensa nacional. Y en aquel entonces en los corrillos políticos y mediáticos se contaban qué consejeros y miembros del Gobierno y del Grupo Parlamentario Popular permanecían fieles a un Gordillo defenestrado pero que amenazaba con seguir dando guerra a través de sus peones. Martínez nunca estuvo en duda, era del equipo de plena confianza de Vivas.

Nunca más volvieron los tiempos de la bicefalia y desde entonces Vivas ha ejercido la doble presidencia (incluso triple si se quiere), la del Gobierno de la Ciudad y la del Partido. Pero con el paso de los años ha ido optando por empoderar la figura de la Secretaría General para mantener vivo el pulso del partido sin tener que perder demasiadas fuerzas en ello ni apartar la mirada de la gestión de la Ciudad.

Yolanda Bel dejó un vació el pasado lunes que ha vuelto a llenar Martínez. El flamante secretario general parece encontrar un denominador común en su trayectoria política. Cada vez que Vivas ha necesitado llenar algún vacío un tanto delicado ha encontrado a Guillermo Martínez para cubrirlo, aunque fuera de forma breve y temporal. Algo así a lo que sucedía en el Real Madrid que tanto gusta al propio Vivas con los denominados hombres de la casa que acaban sirviendo para taponar las crisis en los banquillos, los García Remón o los Vicente del Bosque, por citar dos ejemplos. Hombres de la casa, que conocen todas las habitaciones, o como le gusta decir también a Vivas, saben “para que lado abren las puertas”.

Martínez reforzó el Ejecutivo en aquella complicada legislatura, explosionada a mitad de camino por un todopoderoso Gordillo que había diseñado la lista electoral y que disputaba abiertamente el poder de decisión y de fijar el rumbo al propio Vivas. Su salida dejó muchos fieles en la casa y Martínez ayudó a Vivas a encauzar la situación.

Su breve paso por la Asamblea

Fue sólo el primer paso. La prueba del peso político que había ganando Martínez y de la confianza que le tenía el presidente se plasmó en la lista electoral para las Municipales de 2011. Martínez apareció en el puesto número 6. El Partido Popular arrasó por tercera vez consecutiva en la cita a la que concurría por primera vez la coalición Caballas y que tenía a José Antonio Carracao como número uno de un PSOE que acababa de atrasar el desierto esa legislatura. El PP sentó en la Asamblea a sus 18 primeros nombres de la lista electoral de Vivas a Fatima Mohamed Dos Santos (que luego haría tándem con el propio Martínez en el Senado). El número 19 de aquella lista era Antonio Javier López Fernández, que acabaría sentándose en la Asamblea precisamente cuando Martínez la abandonó a mitad de legislatura.

Martínez asumió entonces de salida la Consejería de Fomento y Medio Ambiente. Las cuentas seguían siendo cosa de Francisco Márquez que ejercía a su vez como diputado en el Congreso y al que se le veía más agotado cada mes en su doble responsabilidad.

Vivas reformó el Gobierno a los pocos meses y Martínez sólo ejerció esas funciones desde julio de 2011 a marzo de 2012. Entonces le despojó de Medio Ambiente y entregó esa parte de su gestión a García Castañeda. Pero fue absolutamente efímero su paso por ese área. A finales de abril ya era Consejero de Hacienda, Economía y Recursos Humanos.

Aquella reestructuración liberó a Márquez de la carga de la ejecución y el control presupuestario entregándole una Consejería más simbólica (no en lo pecuniario) como era la de Programación y Relaciones con Otras Administraciones; elevó en el peso del Gobierno a Susana Román a la Consejería de Fomento desde la de Juventud, Deporte y Menores (a la postre una decisión clave por la que aún hoy espera sentencia) y colocó también a Premi Mirchandani como responsable de Juventud, Deporte, Turismo y Festejos (también una decisión con consecuencias a la postre judiciales por la Feria de Día y las carrozas de la cabalgata de Reyes).

El marrón de ajustar las cuentas por la crisis

Pero más allá del destino de cada uno de los implicados en aquel baile de cargos que consagró el Boletín Oficial de la Ciudad del 27 de abril de 2012, a Martínez le había caído uno de los marrones más oscuros de la era Vivas: Corría el año 2012 y la Ciudad Autónoma y otras tantas administraciones locales y regionales era incapaces de cuantificar cuántas facturas tenían por pagar y en muchos casos de pagarlas. La crisis derivada de la burbuja del ladrillo de 2008 había desembarcado con una virulencia descomunal en el escalón más bajo de la estructura administrativa del país y a Martínez le iba a tocar arreglar el desaguisado generado por otros durante años de desmanes y de una falsa abundancia en las arcas públicas. De nuevo tapaba un agujero.

Fueron los años del plan Montoro, de recortes en los presupuestos de todas las partidas de la Ciudad, o se caían a la mitad, como el caso de la publicidad institucional (lo que acabó provocando alguna de las portadas en papel más duras de la era Vivas contra el Gobierno y contra el propio Martínez) o directamente se suprimían como el caso de algunas Casas Regionales.

Por primera vez en muchos años los sindicatos lograban llenar las calles en sus convocatorias, los funcionarios, los 2.000 que dependían ahora de Martínez y sus decisiones, tenían el sueldo congelado por orden del Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. No había reposición, no había contrataciones, sustituciones, horas extras… No había dinero. Ningún otro consejero al frente del área de Hacienda en las más de dos décadas de Vivas como presidente ha tenido que gestionar tanta escasez como Martínez. Al que seguramente salvó Montoro fiscalizando cada pequeño ayuntamiento y haciéndose cargo desde las arcas estatales de las facturas que algunos ayuntamientos, también el de Ceuta, habían optado por guardar el cajón y rezar porque alguien se olvidara de reclamarlas. Cuando no directamente obedecían a contrataciones verbales, algo que había sido muy del gusto del entonces cadáver político, Pedro Gordillo, pero no sólo.

Lidiar con toda esa presión acabó por agotar a Martínez hasta el punto de no terminar la legislatura. El 24 de junio de 2013, Martínez dimitió de todos sus cargos y dejó también el asiento en la Asamblea. Dijo que sus hijos todos menores de 11 años entonces necesitaban más atención. “Un político es sustituible; un padre, no”, expresó con elegancia en su despedida.

Le sustituyo en el timón de las arcas públicas Emilio Carreira, también como consejero no electo Cerrando un círculo, en una decisión que con el tiempo se ha demostrado muy del gusto de Vivas. Carreira y su derrota contra Gordillo en la pugna interna del Partido Popular había abierto la ventana de oportunidad que aconsejó a Vivas tapar un vacío elevando a Martínez desde una empresa municipal (Procesa) al Consejo de Gobierno con responsabilidad en el área económica. Ahora se invertía el viaje, Martínez dejaba la vida política (luego se vería que temporalmente, igual que Carriera en su día) y era Carreira el que saltaba desde Acemsa al Consejo de Gobierno como miembro no electo del mismo para retomarlo exactamente en el mismo punto que lo había dejado en 2007.

Por el camino de su breve trayectoria como Consejero electo, Martínez también ejerció de portavoz del Gobierno, como Carreira.

Salto Nacional

Tras dejar la Asamblea y posibilitar con su salida la llegada de López a la Asamblea, aunque ya llevaba las riendas de Emvicesa. Martínez enfrentó problemas de salud graves. A la recompensa de superarlos, sumó que de nuevo Vivas le elegiría como solución para cubrir otra necesidad.

Se acercaba la cita con las urnas de diciembre de 2015, aquella vez que el presidente, Mariano Rajoy, apuró tanto como la Ley permitía una legislatura y puso las urnas a las puertas de las Navidades, un 20 de diciembre.

Si en 2011, Vivas había taponado las ambiciones de Nicolás Fernández Cucurull de saltar del Senado al Congreso y llenando el vacío tras su renuncia con José Luis Sastre. En 2015, el presidente fue aún más ejecutivo, y cuando todo el mundo esperaba que Márquez repitiera como candidato al Congreso, en el último minuto lo tiró de la papeleta para elevar a Juan Bravo. Esta sustitución supuso renovar por primera vez en años el ticket electoral completo. Martínez y Fatima Mohamed Dos Santos obtendrían un asiento en la Cámara Alta que tendrían que renovar pocos meses después en 2016.

En esa trayectoria de Martínez como senador por Ceuta figura algún logro que aún está por desarrollar como la bonificación al transporte de mercancías o los incrementos en las bonificaciones al transporte, arrastrados eso sí por la presión del decisivo voto canario. Martínez fue senador la legislatura que Montoro y Juan Bravo aprovecharon el Brexit para diseñar los incentivos fiscales que abrieron la puerta al desembarco del 52 por ciento del juego on line en la ciudad.

Pero esa legislatura fue también la de la sentencia por la Gurtel y la primera moción de censura que prospera en el Congreso de los Diputados y se acabó abruptamente. En la cita con las urnas de abril de 2019, sólo un mes antes de las municipales. Martínez sí completó el recorrido que se le había negado 8 años antes a Fernández Cucurull y saltó de las papeletas del Senado a la del Congreso.

Los partidos localistas MDyC y Caballas pidieron el voto sin esconderse para el PSOE con la única intención de evitar que VOX completar su irrupción en el mapa electoral nacional arrancando escaños en las Cortes Generales por Ceuta. Y con la fe de que la división en el voto de la derecha daba una oportunidad por primera vez en décadas de volcar a la izquierda los tres asientos que le corresponden a la Ciudad en Madrid. Acertaron y acertó el PSOE con una campaña en la que empezó a asomar, Juan Gutiérrez como figura relevante.

Pepe Simón, Blanca González y Adil Mohamed derrotaron al PP. Martínez no sólo no logró renovar un escaño para el PP que llevaba sin perder dos décadas, quedó en tercera posición superado por VOX. La repetición electoral le dio una segunda oportunidad, aunque para entonces todos en el PP eran ya conscientes de que la tarea se antojaba titánica. VOX se llevó el escaño por 1.300 votos sobre el PSOE y Martínez sacó aún menos votos que en abril.

Desde entonces ha estado entregado a su labor en Procesa en la gestión de los fondos Europeos en un periodo clave al haberse puesto todas esas políticas de ayudas europeas patas arriba con la pandemia y multiplicarse las partidas, las líneas de ayuda y las posibilidades al tiempo que se flexibilizaban las condiciones de las mismas para mantener la economía a flote. Y siempre echando un cable en el partido en donde fue creciendo poco a poco y sin pretensiones en jerarquía hasta coordinar las últimas campañas y el partido en general.

“Es preceptivo agradecer la confianza depositada al presidente Vivas. Esa confianza ha sido continua en casi toda mi trayectoria política”, ha expresado Martínez este viernes. La Secretaría General queda ahora en manos del hombre de la casa, de confianza, de Vivas, parece que del Comité Ejecutivo también, sólo le falta el refrendo de la militancia, siempre más dispuesta a criticar cada resbalón en la gestión interna aunque sea en susurros de puertas para adentro.

Martínez, el Del Bosque del presidente Vivas