Ceuta se encuentra en el epicentro de un preocupante aumento de la inmigración irregular, según el reciente informe quincenal del Ministerio del Interior. Entre el 1 de enero y el 15 de agosto de 2024, la ciudad autónoma ha registrado la llegada de 1.605 inmigrantes irregulares por vía terrestre, lo que supone un aumento del 173,4% en comparación con los 587 inmigrantes contabilizados en el mismo período de 2023. Este incremento resalta un cambio notable en las rutas migratorias hacia Ceuta, que sigue siendo un punto de acceso crucial para quienes buscan entrar en Europa.
En contraste con el repunte de las llegadas terrestres, el informe destaca una significativa disminución en las llegadas por mar. En lo que va del año, solo 33 inmigrantes han llegado a Ceuta por vía marítima, casi la mitad de los 17 registrados en 2023, lo que representa una reducción del 48,5%. Además, el número de embarcaciones que alcanzaron las costas ceutíes ha caído en un 70%, con solo 3 embarcaciones frente a las 10 del año anterior.
Este drástico cambio en los patrones migratorios plantea nuevos desafíos para Ceuta, que debe gestionar un volumen creciente de inmigrantes que acceden a la ciudad a través de su frontera terrestre con Marruecos. La presión sobre las infraestructuras y los recursos locales es evidente, y las autoridades ceutíes se enfrentan a la difícil tarea de equilibrar la seguridad fronteriza con la atención humanitaria.
El aumento de la inmigración irregular por vía terrestre en Ceuta es parte de una tendencia más amplia que afecta a toda España, donde el número total de inmigrantes irregulares ha crecido un 66,2% en lo que va de 2024, alcanzando las 31.155 personas. Sin embargo, la situación en Ceuta es particularmente crítica debido a su posición geográfica y a la creciente complejidad de las rutas migratorias que confluyen en la ciudad.
A medida que se intensifica la presión migratoria, Ceuta se enfrenta a la necesidad urgente de reforzar sus capacidades para gestionar estas llegadas de manera eficaz, garantizando tanto la seguridad como la protección de los derechos humanos de los inmigrantes. La ciudad autónoma sigue siendo un punto clave en la frontera sur de Europa, con implicaciones que trascienden sus propios límites y afectan al conjunto del país y de la región mediterránea.
