martes. 19.03.2024

Hautacam

Faltando una semana para las Elecciones Autonómicas de 2007, un grupo de periodistas fuimos invitados a una tertulia diaria con una serie de candidatos. El día en que tocaba Juan Vivas, he de reconocer que fuimos -o tratamos de ser- lo más incisivos posible. El motivo era lógico: si Vivas defendía el “maillot” amarillo, era quien debía sufrir los mayores ataques. Aquello, vuelva a valer el simil ciclista, fue toda una exhibición del presidente. Cuanto más retorcida era la pregunta, mejor salía. Al final tuve la sensación de que, como Induráin en Hautacam, a el le bastaba con mantener el ritmo para alcanzar a quien tratase de acelerar. Fue imposible, literalmente, “sacarlo de punto”. Meses después, se lo advertía a uno de los grandes comunicadores de este país. Acostumbrado a dejar en evidencia a Rajoy, Zapatero o quien se terciase, aquel informador no se esperaba un discurso “monolítico, como una roca” cuando preguntaba a Vivas por cuestiones delicadas y de actualidad.

 

 

Filias o fobias aparte, lo cierto es que Vivas se ha revelado como uno de los grandes animales políticos de nuestro tiempo y espacio. El último cambio de ritmo del jefe del Ejecutivo se ha producido en las últimas horas: tras dejar entrever que amagaba con abandonar, vuelve a ponerse al frente del pelotón. Pero es que en esta ocasión lo ha hecho entre el desconcierto generalizado no sólo entre la clase periodística , sino entre sus propias filas.

 

Me consta que a muchos de sus compañeros de Gobierno les ha dicho que no seguía. Me consta que a algunos de sus asesores, en días alternos, les ha dicho que si y que no. Me consta que a amigos personales le ha dicho que estaba dentro del ya célebre “período de reflexión”. Yo mismo, como muchos compañeros, llegué a estar convencido de que Vivas estaba a punto de convertirse en un “pato cojo”, que es como se conoce en Estados Unidos al presidente en ejercicio que no volverá a ser candidato. Me cuentan que incluso se sondeó a algunas personas por la posibilidad de asumir el mando si Vivas finalmente se retiraba a sus cuarteles de invierno.

 

 

Me consta que hubo corrillo con Juan Carlos Vera en Barcelona. No, yo tampoco lo reconocería por la calle, pero de lejos es la persona que mejor conoce el Partido Popular por dentro. Vera es como Hichtcock: se reserva siempre un discreto cameo, pero justo antes de que pase algo trascendental en la película.

 

 

Y no digo que Vivas nos haya engañado, o nos hayan mentido nuestros contactos o estos a su vez hayan sido víctimas de una trola. No esperaba, a base de conocerlo desde hace casi dos décadas, que dejara un solo cabo suelto en el posible asunto de su sucesión. Es decir: ha sondeado, ha escuchado y ha decidido. Si esto ha ocurrido así, es porque lo tenía todo planificado de esta manera desde primera hora. Otra cosa es que, memento mori, su retirada acabe -caso de repetir, obviamente- por llegar en 2023 o antes. Pero esa, ya es otra historia. En la que nuevamente, será el quien marque el ritmo. Cosas de llevar el maillot de lider.

 

 

 

 

 

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