Hamed Abderraman "Hamido", más conocido como el "talibán ceutí" ha vuelto a sentarse en el banquillo de los acusados. Lo hace en esta ocasión tras ser detenido el pasado año como presunto cabecilla de una red dedicada a reclutar jóvenes para el yihadismo, en El Príncipe, usando entonces como tapadera una tienda "El Guantanamero", que regentaba en la populosa barriada ceutí.
El juicio ha comenzado este lunes en Madrid. Y la primera noticia era el rechazo, por parte del tribunal, a considerar las grabaciones, registros y el resto de pruebas contra el acusado, tal y como había solicitado su defensa. Su abogado ha solicitado que la declaración de los procesados se produjese una vez practicado la prueba, ya que según el "estas pruebas fueron aportadas tarde", lo que deriva en que las defensas pudieran examinarlas ni los acusados conocer el material. Se impuso, por contra, el criterio del Ministerio Fiscal, que señaló que toda la prueba ya obraba en las actuaciones. Sin embargo, se ha sugerido la suspensión del juicio para no vulnerar el derecho a la defensa de los presuntos yihadistas, a lo que se han opuesto los tres abogados pues, a su parecer, "dilatar la situación lo único que puede causar es un evidente perjuicio a los acusados". Al final, el presidente del tribunal ha rechazado anular las pruebas o suspender la vista, si bien ha decidido que los acusados declararán al final y al tiempo que se reproducirán las grabaciones
Junto a Ahmed, se sientan en el banquillo de los acusados otros dos acusados - Morad Duas Mohamed y Hamsa Lachayi- por integración en banda armada o adoctrinamiento, que se enfrentan a doce años de prisión. En el caso de Abderraman, la fiscal le pide dos años más por el robo de dos motos y en el de Layachi cuatro años más por tráfico de drogas, ya que cuando fue detenido se le intervinieron 18 kilos de cannabis. La Asociación de Víctimas del Terrorismo ejerce la acusación particular.