domingo. 05.05.2024
HISTORIA

Jacinto Ruiz de Mendoza: un gesto improvisado, una pequeña hazaña, un hecho para la historia

El Centro Cultural de los Ejércitos ha acogido en la tarde de este jueves una conferencia sobre uno de los ceutíes más loados de la historia: Jacinto Ruiz de Mendoza. El teniente que asaltó un cuartel de Artillería para armar al pueblo madrileño e iniciar, así, el levantamiento del 2 de mayo de 1808.
El coronel Guerrero, durante su intervención/ Mohamed Ettouileb
El coronel Guerrero, durante su intervención/ Mohamed Ettouileb

Hay determinados personajes, a lo largo de la historia, que tienen el denominador común de que con sus gestos y sacrificios provocaron grandes sacudidas. Ejemplos, a 'patadas': el de aquel Filípides al que honran sin caer en ello miles de maratonianos a diario, y que recorrió la distancia entre Maratón y Atenas para informar del avance de las tropas invasoras. El de Rosa Parks, que harta de vejaciones por el color de su piel decidió no ceder su asiento a un blanco en el autobús. O el de aquel pescadero, aún en tiempos más recientes, que se inmoló delante de una comisaría en Túnez provocando la caída del -hasta entonces- sólido régimen de Ben Alí, con el efecto dominó en el resto de la cuenca sur del Mediterráneo. O décadas antes, las movilizaciones lideradas por un joven abogado indio llamado Mohandas Karanchad Gandhi...

Pero dejemos la Grecia antigua o el mundo moderno para irnos a 1808. Un año en el que alcanzan la fama por sus acciones personas como Agustina de Aragón, que toma la mecha de un artillero herido y dispara un cañón. Como Isidro Llusá y Casanova, que con un tambor y aprovechando el eco de una cueva hace creer a los franceses que ese ruido es el de un ejército superior en efectivos, por lo que huyen. Y como Jacinto Ruiz de Mendoza; ceutí que lidera el asalto al cuartel de Monteleón para repartir armas entre el pueblo y comenzar la revuelta contra el invasor francés.

Muy interesante la conferencia que ofrece el coronel en la reserva José Manuel Guerrero. Y lo es por varias cuestiones. Por ejemplo, la rápida sucesión de acontecimientos con la que llegamos hasta nuestros días. "Si no hay teniente Ruiz, no hay levantamiento popular contra los franceses. Sin levantamiento popular, no hubiera habido Constitución de Cadiz de 1812, la primera liberal de nuestra historia, cuya influencia llega hasta este momento". Razón no le falta.

Pero razón si le falta no a el, sino a quienes crean que al Teniente Ruiz solo se le recuerda en Ceuta. Muerto en Trujillo meses después del 2 de Mayo y como consecuencia de las heridas, sus restos mortales son enterrados en la iglesia local. Impresiona ver imágenes de las calles de Madrid abarrotadas para recibir sus restos mortales un siglo después; unas calles abarrotadas, como las de Trujillo al despedir el cadáver del teniente.

Un teniente con una estatua en Madrid, impulsada por el presidente Sagasta, mediante suscripción popular "y con unos bocetos bellisimos, al margen del que ganó, Benlliure", dice un Guerrero que se compromete "a tratar de estar el 2 de mayo de 2025" en el homenaje que Ceuta tributa a Ruiz de Mendoza, ante la imposibilidad de hacerlo este año.

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