miércoles. 01.05.2024

"Veíamos salir a Ana con su traje negro, a tirar la basura o comprar el pan. Nos decían que era Ana la Viuda, y los niños creíamos que Viuda era su apellido. Con el tiempo entendí que si 'viuda' era su primer apellido, el segundo debía ser 'del lobo'. Yo era un niño que ha estado viviendo, durante buena parte de mi vida, en el número ocho de la barriada Doce de Diciembre". Quien así habla es Damián García Miranda. Hoy es funcionario municipal, pero es también uno de los mejores conocedores en vida de lo que ocurrió, un día como hoy pero de hace 72 años, en los isleros de Santa Catalina: la mayor tragedia marítima -documentada- de la historia de Ceuta.

 

Son tres los barcos, El Lobo Grande, San Carlos y Los Mellizos que salen a faenar, en una época en la que la pesca era "el modo de vida de muchas familias, no solo de Ceuta sino del Protectorado o de la baja Andalucía", recuerda García Miranda. "Era un día de mar calmada, pero de buenas a primeras comienza un temporal de levante que nadie se esperaba". Como los barcos eran demasiado grande para cruzar bajo el Puente del Cristo, y tenían prisa por llegar a la antigua lonja pesquera (actual Poblado Marinero), "decidieron acortar camino por Santa Catalina, para ir rápido y volver a la faena". En ese preciso instante, el mar se rebela. "El Lobo Grande decidió continuar hacia la Lonja, en vez de tirar hacia la Costa del Sol o hacia el Campo de Gibraltar". Alguien minusvaloró la amenaza de un temporal creciente. El resultado: 64 muertos. Veintiséis mueren en Los Mellizos, veinticuatro en el San Carlos y los catorce restantes, en el Lobo Grande. De estas embarcaciones, solo la última tiene base en Ceuta, y las otros dos en Tarifa. "Pero prácticamente, la tripulación de las tres embarcaciones era de Ceuta en su totalidad". Entre las excepciones, el único que no era español: el portugués Joaquín Ramos Da Brito que había acudido a Ceuta a ganarse el pan.

Las artes pesqueras "no eran como ahora; eran de algodón en su mayoría". El algodón, al mojarse "aumenta considerablemente su peso" y en los primeros golpes del temporal muchos marineros quedan atrapados en las redes con las que se buscaban la vida y acabaron encontrando la muerte. Mientras, en aquella Ceuta de posguerra "comienzan a extenderse rumores de que había pasado una tragedia, y los familiares se desplazan rápidamente a Santa Catalina" para ver un espectáculo dantesco: el de decenas de cadáveres atrapados entre los restos de tres embarcaciones. En el resto de la ciudad, la situación no era mucho mejor: el temporal arrasa la Playa de la Ribera. No hay que lamentar, en ese caso, ninguna víctima mortal, pero esa zona era muy distinta a como la conocemos actualmente. No, no era un decente rinconcito del litoral donde bañarnos o pasearnos. Era "la barriada del foso; centenares de viviendas" que quedan arrasadas, también a merced del temporal. Hay barcos que se salvan de la tragedia, aunque quedan destrozados, como los malagueños San Ramón o General Varela. El Ayuntamiento, liderado por José Rojas Feigenspan -cuyo hermano tuvo años antes un papel destacado en el triste capítulo de Casas Viejas- decide librar una partida de 100.000 pesetas de la época.

 

Fue un doce de diciembre, a otros doce días de la Nochebuena. Y si: la copla que muchos de ustedes han escuchado o cantado tiene base histórica. "Tres años antes, se había coronado canónicamente a la Virgen de África. Hubo gente de la mar que le sacó una coplilla, y en 1949 o quizá algún año más tarde, alguien cambió la letra como homenaje a los marineros". Desde entonces, no son pocas las sobremesas navideñas que en Ceuta comienzan con el recuerdo de aquella fecha: "Era un doce de diciembre, ustedes recordarán"... Una letra de autor desconocido, pero con pasajes escalofriantes: "padres buscan a sus hijos, hijos buscan a sus padres". Y es que "los pescadores eran todos familia, o se habían enraizado unos con otros en esos años. La mayoría venían de Andalucía, y hablamos de una época en la que en cada familia había seis o siete hijos como mínimo. No era raro, por tanto, que padres e hijos compartieran" aquel fatídico destino.

A los pescadores del "Levante del lobo" les recuerda una placa en la Capilla del Carmen. "Nos gustaría que hubiera algún acto institucional" en años venideros, admite Damián. "Otros años, en la eucaristía, le hemos pedido por aquellos marineros, por los buzos que se ha tragado el mar, por los inmigrantes que aparecen tras la iglesia del Carmen" a la Patrona del Mar. Aquella que, cuenta otro villancico se apareció a otro marinero del que 'no había quien lo salvara en aquel instante'. La misma capilla en la que, por un quítame allá esas obras, hoy no se recordará a la tragedia que marcó a generaciones de ceutíes.

Esta es, pues, la historia de una tragedia que "a aquellos que hemos crecido en ambientes marineros, nos ha marcado durante muchos años". Y como acaba el villancico "que no caiga en el olvido". La crónica de "aquella gran levantera que hubo en nuestra ciudad"...

 

Aquella gran levantera que hubo en nuestra ciudad...