Desde finales de 2019, hablar de Sanidad en los medios de comunicación es hacerlo, indefectiblemente, del coronavirus: una pandemia que ha paralizado el mundo y cuyas consecuencias, sanitarias y económicas, están aún por contabilizarse. Y eso tiene un plus de injusticia con respecto a la investigación sobre otras enfermedades que, si bien no han tenido la eclosión informativa del 'virus de Wuhan', si merecen que se les preste atención. Antes de entrar en materia: "de lo poco bueno que ha tenido la pandemia, es que la gente lee más sobre ciencia". Lo dice Mar Ramírez, especialista en Ginecología Oncológica del Hospital San Carlos de Madrid.
Y lo dice en la presentación de la campaña "Este virus es cosa de todos", de la farmaceútica MSD y 55 entidades sociosanitarias. No la COVID-19, qué también, sino el del papiloma humano. Un virus que está detrás de la mayoría de tipos de cáncer que las mujeres pueden padecer a lo largo de su vida -por ejemplo, de la práctica totalidad de tumores de útero- y del 100% de las verrugas anogenitales.
En la presentación, se hace hincapié en el desconocimiento que la mayoría de jóvenes tienen sobre el asunto. Y esto es preocupante, porque tal y como resalta Jesús De la Fuente (jefe de sección de Ginecología y Obstetricia del Hospital Infanta Leonor) " mejorar el conocimiento sobre el VPH entre los jóvenes es crítico para que tomen conciencia sobre el alto riesgo de infección y las posibles consecuencias. Para ello, debemos desarrollar campañas en su propio lenguaje, pero basadas en evidencias científicas. Así, poco a poco, iremos desplazando la información pseudocientífica que circula por las redes sociales, una de sus principales fuentes de información”. De la Fuente señala que, efectivamente, el virus es cosa de todos: pese a lo creído popularmente, también afecta a los hombres.
Y sobre eso, determinadas creencias populares y el crédito que restan al trabajo científico, habla tanto en su intervención inicial como en el turno de preguntas Federico Martinón-Torres, investigador clínico y jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago. Recuerda como hace algunos años "algunas personas, incluso médicos, se dedicaron a propagar informaciones infundadas sobre el virus del papiloma humano". Algo parecido a lo que ocurre actualmente con el SARSCOV, lo que influye "también en el resto de vacunas", lamenta. Por ello pide a los medios de comunicación "huir de la equidistancia: las vacunas están probadas científicamente", pese al impacto de declaraciones que puedan realizar amantes bandidos, nancys rubias, actrices olvidadas y similares hierbas. "Todos tenemos dudas, lógicamente, pero las vacunas responden a evidencias científicas" y se lamenta de las consecuencias que han podido tener "para algunas niñas entonces, ya mujeres" de no haberse vacunado contra el virus del papiloma humano.
Surge durante la rueda de prensa otra cuestión, muy familiar igualmente de estos días: la gratuidad de estos tratamientos. Es cierto, volvemos a la doctora, que "en los países pobres el proceso de lucha contra el cáncer de cérvix va más atrasada que en otros países, como Australia, que considera lo habrá erradicado en 2035", por lo que llama a seguir las recomendaciones de la OMS "de incrementar, en lo posible, la vacunación a nivel mundial".
Pero también, volviendo a España, las cosas son diferentes en función de donde se viva. No es lo mismo la trivalente que se implanta en Navarra o País Vasco que otras vacunas en el resto del territorio nacional. Y no es lo mismo tener entre 19 y 26 años en Madrid o Cataluña que en el resto de España; aparece el término 'inequidad' en la comparecencia. El motivo: en casi todo el territorio nacional se cubre hasta los 18 años la primera dosis, y en las dos autonomías mencionadas, hasta pasado el primer cuarto de siglo. 320 euros la vacuna, si vamos fuera de la cobertura pública, "y con la que está cayendo", admite la doctora. Un dato que deja De la Fuente, como recadito a la clase política: "tratar un cáncer de cervix cuesta, en función de la gravedad, entre 6.000 y 10.000 euros. ¿Cuántas vacunas caben ahí?", apunta antes de deslizar una curiosa metáfora: "esto, la campaña para la vacunación del papiloma humano, debe ser como un goteo de aceite: acabar en un charco". Desde Santiago, Martinón-Torres recuerda que sólo el 2% del gasto farmaceútico se destina a vacunaciones.
Y para el final, Mar Ramírez desliza un dato a tener en cuenta: "una adecuada integración entre prevención primaria basada en la inmunización frente alVPH y prevención secundaria basada en el cribado, es sin duda la mejor estrategia para conseguir la eliminación de este cáncer a nivel mundial como ya ha anunciado recientemente la OMS. Para ello propone como objetivo a nivel global de cara a 2030, que todos los países a nivel mundial consigan coberturas de inmunización frente alVPH en niñas hasta los 15 años del 90%, una cobertura de cribado del 70% en mujeres de mediana edad y garantizar el tratamiento y cuidados adecuados en al menos el 90% de las mujeres con diagnóstico de cáncer de cuello de útero".
Durante la rueda de prensa, se han presentado además una serie de spots, como el que pueden ver bajo estas líneas.
