La industria del turismo de cruceros ha experimentado en todo el mundo un importante crecimiento en los últimos años en términos de nuevos pasajeros y flota, observando un creciente proceso de popularización y adquiriendo una enorme importancia como factor económico en todo el mundo. Además, la industria moderna de cruceros es también uno de los ejemplos más destacados de la globalización, con puertos y destinos en todo el mundo.
En concreto, el estrecho de Gibraltar es una de las zonas marinas más impactadas por este tipo de transporte al concentrar en un área tan pequeña un elevado número de estos buques. Las personas a bordo de estos buques, viven y se entretienen en ellos, produciendo una gran cantidad de residuos: basuras, aguas residuales (grises y negras), aguas de sentina, y emisiones gaseosas.
En el año 2015, operaban en todo el mundo 328 buques crucero. De todos ellos, 196 cruzaron en algún momento el estrecho de Gibraltar, lo que supone que un 60% de la flota mundial de buques crucero lo transita en algún momento del año. Este es un patrón que se repite año a año, junto con un crecimiento en el número de buques que visitan el mar Mediterráneo a través del estrecho de Gibraltar.
La presencia de rutas de cruceros tan importantes en la zona, aporta un tráfico muy importante de personas, que repercute importantes ganancias económicas en las ciudades y puertos del entorno.
No obstante, la confluencia de todos estos tráficos de entrada y salida en un área de dimensiones tan reducidas produce una presión medioambiental en forma de contaminantes producidos por los buques crucero, contribuyendo significativamente a esta presión.
Los residuos y emisiones gaseosas producidas en el estrecho de Gibraltar representan aproximadamente el 1% de los residuos producidos por esta industria en todo el mundo, un porcentaje muy elevado si consideramos las dimensiones en comparación. Destaca especialmente que esta gran cantidad de residuos es producida por tan solo 196 buques, esto es debido a la gran cantidad de personas que transportan abordo, a las actividades que se realizan a bordo y al tamaño de los buques.
Debido a este tamaño y a la fricción del mar, en promedio un buque crucero emite gases equivalentes, a 11.500 automóviles ocupados. Es importante destacar que las emisiones de gases vienen acompañadas de otros productos que han demostrado tener efectos especialmente nocivos en la salud humana y un alto coste social.
La producción de aguas residuales, aunque se corresponden con la producción de una ciudad pequeña impactan especialmente las aguas donde se vierten, ya que se estima que la carga residual de estas aguas es elevada, y solo un 50% de estas aguas son tratadas con sistemas de tratamiento avanzados que obtienen eficiencias de depuración del 90%. En cualquier caso, estas aguas contribuyen al total de contaminantes presentes en el agua, en una zona donde se han encontrado frecuentemente contaminantes emergentes con importantes efectos sobre la vida humana y la fauna marina.
La gran cantidad de residuos y emisiones gaseosas que se producen en una zona tan pequeña suponen un riesgo para la salud humana, la fauna y flora marinas, así como un alto coste social.
Todas esta información viene recogida en un artículo de la Facultad Ciencias del Mar y Ambientales del Instituto Universitario de Investigaciones Marinas de la Universidad de Cádiz, que pueden leer íntegro aquí.
