sábado. 04.05.2024
ENTREVISTA EXCLUSIVA

Mikel Lejarza, El Lobo: “Si alguna vez se ve mi rostro, es que han dado conmigo y me han matado”

La tradición española de espías es amplia y variada. Domingo Badía “Ali Bey”, por ejemplo, fue el primer occidental en entrar en La Meca, realizando un viaje para el que incluso tuvo que practicarse la circuncisión. Juan Pujol García es el único caso conocido de un hombre condecorado por dos bandos en guerra al mismo tiempo: los aliados, para cuyo desembarco en Normandía fue clave, y los nazis, a los que hizo creer que las tropas británicas entrarían seis meses más tarde del Día D y seiscientos kilómetros más al norte. Sin embargo, en el imaginario colectivo desde hace años hay un hombre sin rostro para la mayoría de la sociedad, una sombra. Una leyenda, hasta el punto de que ETA siempre ordenaba a sus pistoleros guardar una bala por si alguna vez se lo encontraban. Mikel Lejarza “Lobo” fue el infiltrado más célebre en la banda terrorista. Pero no es el único servicio prestado al Centro Nacional de Inteligencia.
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PREGUNTA. Usted vuelve a la actualidad gracias a la publicación de “"Yo confieso. 45 años de espía”, junto a Fernando Rueda. Sin embargo, lo que le ha condicionado su vida fue aquel momento en que estuvo a punto de desarticular ETA. El coste personal -su rostro es un auténtico misterio desde entonces- ha sido elevadísimo. Honestamente, y a nivel humano ¿le mereció la pena?

 

Si. Lo único que lamento es no haber podido llegar a más, que en su momento no haya podido desarticular totalmente ETA. La única espina que me queda es no llegar a más, el no poder aspirar a más, el no haber podido acabar con esa banda del todo.

 

¿Cual es el proceso interno, psicológico si quiere, por el que una persona que debiera ser considerada como un héroe -así lo pensamos muchos- asimila que nunca podrá volver a su pueblo, que debe cambiar de vida y borrar todo rastro de su “yo” anterior?

 

Yo se que, psicológicamente, esto a algunos otros les ha afectado muchísimo. En esto no solo vas tu, sino que arrastras a tu familia. Yo generalmente lo he llevado bien, salvo una vez que tuve un bajón, pero no por el tema de ETA sino personales, entre compañeros y tal. Lo solucioné pintando: estuve un tiempo pintando cuadros y así fue como lo solucioné . Eso y con la gran ayuda de Dios. Siempre he estado muy bien en ese aspecto; creo que de hecho los ángeles de la guarda que no tuvieron los Kennedy los he tenido yo todos

 

En estos años ¿ha sentido alguna vez que la venganza de ETA podría consumarse?. ¿Han estado, que usted sepa, cerca de dar con su paradero?

 

Si, si, por supuesto. Cuando ETA te señala en un comunicado enviado al pueblo vasco, hay quienes te quieren y quienes te odian. Y dentro de esos que te odian, siempre habrá algún loco que intentará ser el héroe, el hombre que acabó con el Lobo. La amenaza persiste, lógicamente, y siempre está presente. Otra cosa es que, luego, puedan cumplirla o no

 

Mikel Lejarza era un joven más, de un pequeño pueblo del País Vasco más, que trabajaba en una fábrica mas. ¿Por qué le escogieron a usted?

 

Estaba terminando mis estudios, era un trabajador de una fábrica y mi vida transcurría alrededor de mis estudios y del centro parroquial. Vinieron a verme entonces dos personas, que pertenecían al SECED (el actual CNI), que se había creado meses antes. Bueno, supieron entrarme bien, hacerme ver el momento tan trascendental. En ese momento, me dijeron que si no aceptaba el servicio se iba al carajo, que necesitaban un golpe de efecto gordo. Uno de los dos personajes que vinieron a verme del SECED, pues supo entrarme, buscar dentro de mi aquello que uno no sabe que tiene. Todos tenemos algo muy especial, pero hace falta que alguien lo encuentre o sepa buscarlo. Ese hombre creyó y confió totalmente en mi.

 

¿Tuvo tanto miedo del fuego enemigo como del amigo?

 

Hubo momentos en los que llegué a tener más miedo del amigo que del enemigo. Cuando escuchas 2.000 balas silbándote dices “estos si que disparan”. Los míos no podían hacer nada, la Policía y la Guardia Civil no sabían quien era, ETA podía ir a por mi si me descubrían y las Fuerzas de Seguridad del Estado también, porque desconocían mi papel. Y los míos, en algún momento de euforia, cuando vieron que tenía más de lo que pensaban llegaron a pensar “si matan al Lobo, que lo maten”. Y yo hubiera muerto como un etarra más. Eso es lo que más me quema: pensar que si hubiera caído en aquella redada si me hubieran dado un par de balazos sería un héroe para el mundo de ETA, hubiera caído como un etarra cualquiera

 

“Hola, soy Lobo. Repito: soy lobo”. ¿Cuantas veces ha repetido mentalmente aquella frase, cuantas veces ha repasado lo ocurrido aquella noche?

 

La verdad es que muchas veces, porque fue un momento muy angustioso. A veces me preguntan ¿cual es el peor momento qué he vivido?. Hay otro momento muy angustioso, que es cuando ETA descubre que yo soy un doble agente y pone precio a mi cabeza. Pero el momento este del tiroteo... Empiezo a correr porque vimos a la Policía con las metralletas fuera. Salimos corriendo, dejamos un MINI en La Castellana y echamos a correr. Yo, mi intención era llevarlos a una especie de piso franco que teníamos al lado del Bernabéu y tenerlos a todos allí hasta que se solucionara la situación, pero la gente empezó a desperdigarse y a correr por un lado y otro. Al acercarnos al estadio del Real Madrid, el tiroteo fue impresionante, hasta el punto de que luego encontraron dos casquillos de bala. Yo quise ganar tiempo, y en ese momento lo que se me ocurrió fue sacar dos pistolas que llevaba y abrir fuego para intimidar. Quise ganar tiempo, y tuve la oportunidad de entrar en una casa en la calle López Salgado, que luego descubrí que era la del entonces director general de la Vivienda. Subí a un piso; en el primero no me abrieron, en el segundo si lo hicieron pero con una cadenita. Me preguntaron quien era, les dije que policía y me pidieron les enseñara la placa. En vez de eso, lo que hice fue sacarles la pistola y decirles que me abrieran la puerta. Traté de tranquilizarlos, dentro de la situación, y les dije que no tenía intención de hacerles daño. Llamé a la central del SECED, con esas frases, pero en ese momento todas las líneas estaban colapsadas o devolvían a un contestador automático. Fue una hora y media angustiosa, porque se escuchaba además tanto las sirenas como las carreras y los tiros. Para colmo, llegó otro matrimonio de visita, y tuve que encañonarlos también. Durante ese tiempo, llegué a pensar que se habían desecho de mi, pero finalmente logré contactar con los míos y vinieron a buscarme.

 

Evidentemente, no le voy a pedir que me desvele identidades o calles, pero ¿cuales han sido sus tapaderas legales en estos años, desde el punto de vista laboral?. Me explico: de cara a la sociedad ¿a qué se ha dedicado Mikel Lejarza, que oficios ha desempeñado como 'tapadera'?

 

Hay varios, algunos que aún no puedo revelar. Durante estos años, he tenido, por ejemplo, una empresa de seguridad o he sido asesor de seguridad del Conde de Godó en el diario La Vanguardia.

 

En su libro, además, se resuelven algunos de los crímenes que quedaban por esclarecer de la banda. El secuestro, por ejemplo, de tres gallegos que tuvieron la mala suerte de cruzarse una noche de copas con unos cuantos asesinos de la banda y que además, no solo murieron sino que lo hicieron de un modo infame.

 

Aquello aún me estremece, porque si a esos pobres hombres los torturaron y los mataron de la manera que lo hicieron, no quiero ni pensar que me habrían hecho si me hubieran cogido a mi. Lo que más me sobrecoge es recordar la frialdad y el tono con el que contaban como los habían matado, como les habían sacado los ojos con destornilladores. Cuarenta y tantos años después, sigue aterrándome recordar no solo ese crimen, sino la frialdad con la que esa banda de asesinos contaba aquello.

 

¿Tuvo usted arte o parte en los Grupos Antiterroristas de Liberación, GAL? ¿Intuyó que algo así podía estar gestándose? La denominada 'guerra sucia' ¿empezó con los Gobiernos de Felipe González o ya venía de antes?

 

No, pero tampoco me hubiese gustado. La chapuza que se hizo con aquello fue totalmente perjudicial, nos hizo retroceder muchos años en la lucha contra ETA. No creo que un estado de derecho tenga que recurrir a este tipo de acciones para luchar contra el terrorismo. Estoy totalmente en contra de esto

 

No fue usted, en cualquier caso, el último infiltrado en ETA. ¿A cuantos “lobos” y alguna “loba” tenemos que agradecerle los servicios prestados?

 

Lobos unos cuantos, lobas alguna que otra también. Hay unos cuantos que por desgracia se han quedado por ahí tirados, otros se han quedado callados y otros siguen luchando en temas muchos más graves. A ellos les debemos estar un poco más tranquilos.

 

El 29 de septiembre de 2017, Mariano Rajoy estaba plenamente convencido de que no habría urnas en Cataluña. Luego se descubrió que el entonces presidente hacía esta afirmación en base a informes, evidentemente erróneos, del CNI. Pero sin embargo, “La Casa” -como la conocen los espías- no siempre llegó tarde a lo que ocurriera con Cataluña. Por ejemplo, usted sabía algo de los manejos de la familia Pujol años antes de la confesión del ex president ¿no?

 

Si, nosotros de Cataluña la verdad es que sabíamos demasiado. Y sabíamos demasiado y por eso mismo nos pasó lo que nos pasó. Hubo un momento en que Pujol le dice al presidente González que estábamos siguiéndolo. Teníamos un grupo pequeño que sabía hacer su trabajo. Alguien me advirtió que eran gente que tenían mucha fuerza, etc, y tenían contactos. Pero a mi los retos siempre me han gustado y decidí seguir investigando. Con tanta fuerza que pasó lo que pasó: hay cosas que le vienen bien al Gobierno saberlas pero luego hay acuerdo entre distintos gobernantes que hacen guardar la información en el cajón.

 

Cuénteme. ¿Qué pintaba Mohamed Atta en el celebérrimo Café Gijón meses antes de los atentados de New York y que sintió usted cuando vio los aviones estrellarse contra el World Trade Center?

 

En aquel momento si yo hubiera sabido quien era ese personaje, te aseguro que ningún avión se hubiera estrellado contra las Torres Gemelas. Yo estaba reunido con una serie de personas y de improviso estábamos hablando de una serie de cosas y aparecieron tres personas: un sirio, uno de la Alemania Oriental y este Mohamed Atta. Me mosqueó la actitud, vi que el sirio le hacían una señal con un dedo. Indagué sobre quien era, y uno de los acompañantes, del servicio secreto francés, me dijo riéndose que quería hacer la guerra a Estados Unidos. Yo hice como el que iba al servicio, fui a una cabina segura que teníamos por ahí y avisé a mi central. A partir de ahí, mi trabajo terminó. Meses después, pasó lo que todos sabemos que ocurrió

 

Hasta donde me pueda contar. Ceuta está en el lugar que está, y no vamos a descubrir ahora los intereses que puedan haber en esta zona del mundo. ¿La conoce por motivos, digamos, profesionales? Si la respuesta es afirmativa ¿por qué?

 

En Ceuta… Si, conozco muy bien Ceuta y también Melilla, por temas personales. Yo soy lo que se denomina un ‘agente oscuro’, y los de mi tipo a veces nos movemos sin una indicación previa, es decir, vamos por nuestra cuenta a determinados sitios para recopilar información sin una instrucción previa. Conozco perfectamente Ceuta, que por cierto es una ciudad que me gusta muchísimo, y sigo teniendo muy buenos amigos ahí.

 

En 2005, una de las grandes primicias por cuya autoría hubiéramos pagado dinero millones de periodistas en todo el mundo salía a la luz pública: Mark Felt admitía ser la célebre “Garganta Profunda” del caso Watergate. Para concluir ¿veremos alguna vez el rostro de El Lobo?

 

Si alguna vez se ve mi rostro, es que me han matado o he muerto. Sigue habiendo demasiado miedo, demasiada tensión; hay gente interesada en destruir a España, desde dentro y fuera, y ni los políticos ni los ciudadanos estamos a la altura. Mucho me temo que lo van a conseguir, más tarde o temprano. No, no siento que estemos en el momento para dar la cara

 

¿Qué me dice de José Manuel Villarejo?

 

El comisario Villarejo... Tampoco quiero decir nada, porque entre los dos siempre ha habido animadversión. Yo he pasado de el totalmente, pero siempre ha sentido una animadversión de el hacia mi persona. No se como definirlo, la verdad, porque se que siempre ha hablado mal de mi. Yo podría echar pestes sobre el, pero no me gusta hacer leña del árbol caído. Ya me gustaría a mi terminar de esclarecer lo ocurrido el 11 M, como al primero, pero pruebas. Todos de oidas sabemos mucho, pero hay que demostrarlo con pruebas. Es un personaje que tiene mucho poder, porque está creado desde el poder y su actitud es la propia de quien no es leal ni con España ni con los suyos. Está haciendo esto por una serie de guerras personales. Habla mucho, enmaraña, y la conclusión es que la cárcel quema...

 

Señor Lejarza, Gracias. Y no solo por la entrevista....

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