viernes. 17.05.2024

Preguntado sobre el motivo por el que España no era un país con la cultura jazzística de otros de nuestro entorno, como Italia, Francia o, sobre todo, Reino Unido, uno de los grandes productores musicales de la historia de nuestro país comentaba que quizá a nuestro país le hubiera hecho falta entrar en la II Guerra Mundial. José María Cámara, una más tde tantas víctimas mortales de la pandemia, no era un hombre bélico ni entusiasta de las armas -aunque en los ambientes de la industria musical española, determinados elementos le bautizaran como Napoleón-, pero era una persona tremendamente conocedora de los flujos musicales. "En aquellos países donde hubo Guerra Mundial, hubo soldados norteamericanos y, por tanto, jazz que estaba en boga en aquella época".

El grupo posa en el Paseo del Revellín/ Juanjo Coronado
El grupo posa en el Paseo del Revellín/ Juanjo Coronado

Cierta, o no, la teoría de que si España hubiese luchado en la gran contienda de hace ochenta años, nuestro país tendría una mayor industria jazzística, si da la impresión de que en España el Jazz está, aún, un peldaño por detrás de otras músicas -autóctonas o no- en cuanto a conocimiento y arraigo popular. Y eso que como el gran emblema de la música española, el flamenco, el jazz casa con prácticamente todo lo imaginable. Y no, no es sólo aquel 'Lágrimas Negras' que perfectamente pueda coronar cualquier podio de la producción discográfica española a lo largo de la historia.

El jazz celebra hoy su Día Mundial, como culminación a un mes que suele ser pródigo en festivales de la modalidad. En Ceuta, que tiene -dicen los expertos- uno de los festivales con mejor palmarés de España, la celebración no ha pasado inadvertida. Gracias a una charanga callejera. Música a pie, sintonías de cine o canciones populares con el gran Carlos Galet al frente de un repertorio que invita al tatareo: Moliendo Café o Brucia la luna (canción popular siciliana convertida en emblemático tema de El Padrino) suenan a jazz gracias a esta charanga que recorre el Paseo del Revellín arriba o abajo.

Un grupo de gente observa con curiosidad la actuación/ Juanjo Coronado
Un grupo de gente observa con curiosidad la actuación/ Juanjo Coronado

El jazz, pues, vuelve a la calle. Al mismo lugar del que surgió; el mismo sitio del que salen el flamenco, el blues o la ópera. De la calle a los altares; de la esquina más canalla al teatro más exclusivo. "¿Quienes son estos?", nos pregunta un matrimonio. "Por el Día Mundial del jazz", le respondemos. "Ah, pues muy bien. Al menos le da un ambiente distinto" a una tarde víspera de festivo y con una meteorología que no invita al paseo. Pero siempre notas como las de 'Quiero ser como tu', al menos, a pararse unos minutos. Objetivo conseguido.

El jazz 'vuelve' a su origen: la calle