CRISIS FRONTERIZA

¿Por qué Marruecos emprende ahora su política de asfixia a Ceuta y Melilla?

La situación por la que atraviesan las ciudades de Ceuta y Melilla respecto a sus fronteras con Marruecos nos es nada fácil. A lo lago de los últimos meses ceutíes y melillenses han visto como la tensión con el país vecino no ha hecho más que incrementarse a causa de las acciones hostiles y unilaterales llevadas a cabo por el mismo. La última, esta misma semana, con la prohibición de entrada de pescado en nuestra ciudad. La pregunta que se hacen muchos es por qué Marruecos ha optado por este momento para emprender las acciones hostiles. Una cuestión a la que damos respuesta.

Que Marruecos nunca ha reconocido la soberanía española sobre Ceuta y Melilla no es ninguna novedad, que pese a ello las relaciones entre las dos ciudades y el otro lado de la frontera han sido fluidas durante años, también. Unas relaciones fluidas que a día de hoy han desaparecido por las acciones unilaterales y hostiles emprendidas por Marruecos durante el último año.

 

Así los ceutíes han visto desaparecer el porteo, incrementarse la llegada de inmigrantes de origen marroquí, tanto mayores como menores de edad, a la ciudad, la restricción de entradas en régimen de viajeros a los turistas que disfrutan de su tiempo de ocio en Ceuta y, lo último, la prohibición de la entrada de pescado de las lonjas marroquíes, que suministran a gran parte de los puestos del Mercado Central, a la ciudad.

 

En Melilla la situación comenzó a complicarse antes. El 1 de agosto de 2018, Marruecos determinaba el cierre de la aduana comercial de la ciudad hermana, ese fue el principio de una crisis que ahora afecta a las dos ciudades y para la que desde el diario El Español se apuntan cinco motivos.

 

El primero de ellos pasa por la debilidad que el país vecino percibe en España. Desde el diario ven en la crisis Catalana y la existencia por vez primera de una Gobierno de coalición, la grieta y el aliciente para incrementar su presión sobre Ceuta y Melilla.

 

El segundo, pasa más por la situación interna del país. Desde El Español consideran que Marruecos ya es autosuficiente y que la presencia de dos grandes ciudades con dos grandes puertos, Tánger y Nador, en las inmediaciones de las ciudades autónomas, con un importante tráfico de mercancías e impuestos muy bajos, indican que económicamente la situación en la zona seguirá siendo favorable.

 

El tercero es la existencia de una alternativa al porteo, aunque en este punto el diario solo se refiere a Melilla, subrayando la creación de una fábrica de reciclaje textil en Nador, un complejo en el que, explica, se empleará a cerca de un millar de personas. Junto a esta fábrica, continúa, está previsto que se instalen otras cinco empresas que den empleo a 1.500 personas más. Lo cierto es que esta alternativa implementada en la zona de Nador aún no se ha producido en las inmediaciones de la frontera con Ceuta, generándose una amplia bolsa de personas que no pueden hacer frente a su vida diaria al otro lado de la frontera e incrementándose la conflictividad social.

 

El cuarto motivo, se lo hemos venido explicando ya en los últimos días, a Marruecos no le hace ninguna gracia la presencia de Vox y sus propuestas, como la de construcción de un muro en la frontera, reiterada esta misma semana por el senador por Ceuta de esta formación, Juan Ros. A ello se suma que tampoco simpatiza en exceso con el acuerdo con Unidas Podemos y sus relaciones con los protagonistas de las manifestaciones del Rift.

 

Y el quinto, y no menos importante, pasa por el apoyo internacional. Las buenas relaciones de Marruecos con Estados Unidos, las inversiones de Reino Unido que tras el Brexit van a recalar en el país vecino o los planteamientos americanos de abrir bases en la zona para combatir el terrorismo en el Sahel hacen a Marruecos verse fuerte ante la ganancia de aliados de cara a su verdadero objetivo: anexionarse definitivamente el Sáhara Occidental.

 

Todos estos son los argumentos que apuntalan la política de asfixia a las dos ciudades autónomas. Una política de asfixia sobre la que el Gobierno de la Nación sigue sin pronunciarse, a pesar de que durante su primer mes en activo dos de sus ministros hayan cursado visita a Marruecos. Unas visitas centradas en el control de la inmigración subsahariana o la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico en las que nada se dijo sobre las acciones hostiles empleadas por Marrucos contra nuestras dos ciudades.