Uno de los ponentes en las recientemente clausuradas Jornadas Jurídicas ha sido el magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, José Manuel De Paúl. Un hombre que volvía a una ciudad que conoce bien, para hablar de un tema que, por desgracia, también le es familiar por cuestiones profesionales: los abusos a menores.
Señala el magistrado que "los jueces detectamos en toda España un incremento sustancial en los últimos años de causas por abuso sexual a menores, fundamentalmente dentro del ámbito de la familia. Hay casos en el ámbito escolar, en clubes deportivos, pero un gran número son en el seno de la familia".
Pero ¿hay un mayor número de casos?. "Creo que es más bien que se ha perdido el miedo a denunciar, ha habido un cambio cultural importante. También hay muchos mejores medios de detección: muchos de estos casos se descubren en el colegio, a través de la orientación del colegio, de charlas de las Fuerzas de Seguridad, algunas asociaciones sobre esta materia, y gracias a eso el niño o la niña muchas veces se siente motivado a contarlo, o incluso a identificar eso como abuso sexual porque a veces son demasiado pequeños para saber que les está pasando si lo que les está pasando es malo".
Con el tema de los abusos a menores, sobre todo cuando hablamos de los niños más pequeños, hay ocasiones en las que cuesta discernir entre la fantasía propia de un menor de tres o cinco años y la realidad. ¿Qué hacer si sospechamos? "No se el caso de Ceuta, pero en otras autonomías hay conciertos con entidades que sirven para hacer un análisis de la credibilidad que merece la versión del menor, y en su caso para hacer un tratamiento que aminore la huella psíquica. Pero más peligroso que el que los padres den por buena una afirmación del niño que pueda ser fantasiosa es que los padres empiecen a hacer un interrogatorio incisivo a los niños porque eso puede ser sugestivo y los niños frente a figuras de autoridad como las de los padres tienen tendencia a lo que se llama un sesgo de aquiesencia, es decir, una tendencia a dar la respuesta que ellos saben que el adulto que está preguntando espera, saben porque se nota enseguida porque ellos no lo puedan racionalizar, y puede dar lugar a falsos recuerdos. Es un problema mínimo, pero por eso lo recomendable es acudir a profesionales especializados", dice el magistrado.
Para el final, un tema tremendamente preocupante: el tabú, la vergüenza, el señalamiento al menor incluso aunque se tenga constancia de que los hechos son ciertos: "sigue habiendo vergüenza. Se produce fundamentalmente cuando hay abusos en el ámbito escolar o deportivo, pero en el ámbito familiar supone la rotura de la familia, la desaparición de ese núcleo familiar y ahí problemas de dependencia afectiva o económica que el propio menor siente y que sienten los adultos que están alrededor del abusador. Esto puede llevar, y lo vemos con cierta frecuencia a que si el acusado es el padre, la madre adopte una postura claramente opuesta a la versión del menor o que otros miembros de la familia como hemos visto en algún juicio reciente, intenten que el menor cambie su versión".