viernes. 19.04.2024

El efecto Estambul

Fue el tercer intento y el más ridículo de Madrid por ser ciudad olímpica. Competía contra Tokio y Estambul, con una ciudad eliminada por ronda y el previsible combate final entre la Villa y Corte y la capital del Sol naciente. Nació entonces lo que podemos denominar como el "efecto Estambul": la ciudad turca asumía su papel de comparsa y se conformaba con recibir un número decente de votos para aferrarse a una próxima intentona y algunos delegados votarían a la antigua Constantinopla para decidir a la hora de la verdad. Tantos delegados fueron que, finalmente, Madrid mordió el polvo a las primeras de cambio dejando el camino libre a la megalópolis japonesa.

 

El "efecto Estambul" es plenamente aplicable  a la política, si es que la elección de una sede olímpica no es una auténtica y descarnada batalla diplomática. Votar a partidos marginales, desencantados de la derecha, de la izquierda y del de más allá. "Al menos, si entran, que den un poco de caña", suele pensar quien confía en partidos animalistas, carlistas o antisistema a la hora de depositar la papeleta.

 

Ocurre que últimamente, elección tras elección, parece que lo ocurrido aquella triste tarde en Buenos Aires -Pilar de Borbón dando por sentado que ganábamos y Ana Botella haciendo el más espantoso de los ridículos: si no se habla buen inglés no pasa nada por expresarse en la lengua de Cervantes- va calando. Con el "a ver si", Bolsonaro, Le Pen o Salvini van ganando adeptos. Y así.

 

El problema no es el toque de atención en Brasil, Francia, Italia o Estados Unidos. Es la consecuencia. Me precio de conocer emigrantes en este último país que hubieran votado a Bill Clinton hasta para la comunidad de vecinos, pero entre la mujer de este y Donald Trump eligieron al último. Algo está pasando.

 

España no va tampoco falta del "efecto Estambul". Con las CUP -¡¡¡ LAS CUP !!!- marcando el ritmo en Cataluña, con un discurso pese a todo coherente con sus propios principios, asoma a lo lejos la derecha más dura que creíamos residual o extranacional. No les auguro ser alternativa de Gobierno, pero que nadie se sorprenda si el "efecto Estambul" cristaliza en un buen puñado de diputados en Ayuntamientos o el propio Congreso. Siempre quedará, eso sí, lamentarnos del qué o preguntarnos el por qué. En Ceuta, un 13 de junio de 1999, nos adelantamos a los acontecimientos...

El efecto Estambul