martes. 19.03.2024

Y nos enseñaron que dimitir es posible

 

 

Pobres quienes señalan con el dedo acusador del bien y el mal, aquellos que juzgan con el parche en el ojo y la mirada por encima del hombro. Lástima de quienes critican y frenan las energías de aquellas personas que quieren cambiar el mundo. 

Pobres los que destruyen y no aportan, los que no son objetivos. Pobres los que se conforman o te pisan según el contenido. 

Dicen que la envidia es el muro de la innovación y la revolución. 

Por eso, bienaventurados los que se mantienen al margen del egoísmo y saben apartarse cuando toca y acercarse cuando sienten que es el momento. 

Vivimos rodeados de falsedades, puzzles y apariencias, caretas difíciles de quitar. 

Permitidme que haya empezado con esta reflexión antes de dar mi opinión sobre los últimos acontecimientos mediáticos, que no políticos.  

 

Carmen Montón dijo que no éramos iguales, llevaba razón.

No somos iguales porque a nosotros, al PSOE, no nos tiembla el pulso a la hora de decir públicamente lo que está bien o lo que está mal. Y no somos iguales porque a nosotros, a los del PSOE, no nos tiembla el pulso para hacer del ejemplo una acción rutinaria y cotidiana.

Hoy no voy a hablar de master, ni de tesis, ni de lo destructiva que se está convirtiendo la política. 

Tampoco voy a hablar del nivel intelectual, desde el punto de vista del debate político, de algunos líderes, ni de la moda que hay ahora de englobar un currículo cuando no hay nada más digno en política que la verdad, la sencillez, la dedicación y la transparencia. Y estas cualidades no vienen en las asignaturas de ninguna carrera universitaria. 

Hoy de lo que voy a hablar es de la capacidad manipulativa y ridícula que tiene el Partido Popular, con el aval de algunos medios,  a la hora de atacar lo que ellos mismo tienen en la sombra. 

Que existan dirigentes y simpatizantes del partido de Casado que hayan acusado  públicamente a la Ministra de Sanidad es propio de las películas de los hermanos marx. Que ahora estén mintiendo con la tesis de Pedro Sánchez es sinónimo de desesperación o de un guión de Almodóvar que puede acabar, por injurias, en los tribunales. 

Lo que hizo Montón es censurable a la vez que ejemplar. Censurable por lo que la llevó a dimitir y las horas que tardó en hacerlo, ejemplar por dar un paso atrás, a pesar del excelente trabajo desarrollado. 

Primero fue Huertas y ahora Montón. Ambos han puesto el listón muy alto. Así que no, no somos los mismos.

En el PSOE cuando las cosas se salen de lo ético se dimite, en el Partido Popular se justifica. Casado tiene muy difícil sostener su discurso porque algo está cambiando en este país. Ahora solo espero que vuelvan a hacer política y empiecen a comportarse como son, representantes públicos que están ahí para cambiar la vida de la gente. 

 

 

Y nos enseñaron que dimitir es posible