viernes. 19.04.2024

Me encanta Ceuta

No puedo por menos que imaginarme la escena en tono humorístico. Todos los portugueses mirándose las caras entre ellos, a ver si surgía algún ‘pringao’ que diera el paso hacia adelante. De repente Pedro de Meneses, cuya familia debía hasta de callarse a la Casa de los Avis, dijo que con un palo tenía bastante. Inmediatamente, el resto de los portugueses aplaudieron, abrazaron al héroe y se largaron a Lisboa dejando a don Pedro con su palo al gobierno de su ínsula barataria. 603 años después de aquella gesta, que nadie se escandalice si me tomo a guasa la escena. Un acto único que se prevé frío -enhorabuena a los premiados, por cierto- y a las nueve de la noche en un domingo liguero y de final de vacaciones  significa que en el fondo no nos lo tomamos ninguno muy en serio.

 

“Me encanta Ceuta” es el reclamo de este año para redes sociales. Si: me encanta Ceuta, pero no solo un dos de septiembre, sino cualquier día del año. Ceuta: la del olor a salitre y la que se despelleja a sí misma en los bares y en los foros, la que lamenta su abandono mientras duerme en las puertas de los restaurantes para reservar antes que nadie. La que, enarbolando las fotos en blanco y negro, gasta el presente añorando el pasado sin diseñar el futuro.

 

Ceuta, la que se queja en voz baja, pero no se manifiesta no sea que alguien se enfade. Ceuta, la eterna madrastra. Ceuta, la que siendo presidio murió a Romasanta; la que, siendo libre, mató a Sánchez Prado y enterró a las víctimas del Revellín. Ceuta, la perla entre el pecho y la garganta del mundo que no se pone de acuerdo ni para celebrar su día. La que olvidó a Escobar o Elíseo y llegará tarde a García Verdugo.

 

La que no tiene empleo ni plan. La del comercio tiritando. La que abraza su historia mientras olvida el Fortín de San Amaro, las Murallas Merinidas o la antigua Cárcel de Mujeres. La que “subiría al Murube, pero la hora me viene mal”.  La que puede ser vanguardia y se empeña en aislarse. La chinchetita del mapa a la que sólo se viene a la foto fácil y a decir que Ceuta es España para quedar bien y salir airoso del paso. Ceuta la incomprendida, la desconocida, la denostada, la desnarigada, la que se victimiza sin cesar y la que cuestiona todo sin resolver casi nada.

 

Y así podría seguir, Ceuta, pero no te enfades conmigo. Los dos sabemos que deseo cambiarte tanto porque necesito muy poquito para quererte. Sabes que en la partida de nuestros reproches empiezas ganando si me regalas un atardecer en San Antonio; de esos en los que el sol vigila el sueño de la Mujer Muerta cubriendo el Peñón y el Estrecho de un naranja infinito. Los dos sabemos que nunca quise más cuna que un levante peleón ni deseo más sepultura para mis cenizas que un foso entre Murallas. Sabes perfectamente que me sacas de quicio, pero no sé vivir sin ti. Hasta la próxima, Ceuta.

Me encanta Ceuta