jueves. 18.04.2024

Poco a poco vamos viendo como la familiar historia de Ceuta va desapareciendo, y con el derribo de algunos de sus edificios emblemáticos la ciudad da paso poco a poco a una nueva Ceuta, menos reconocible pero con la mirada puesta en un futuro, idealmente esperanzador, aunque incierto.

 

La Policía procedía al corte de la Calle Victori Goñalons alrededor de las 9 de la noche de este jueves para que, con nocturnidad desapareciera otro de esos lugares que la gente de cierta edad de Ceuta guarda en sus corazones como un recuerdo atesorado de otros tiempos, subjetivamente mejores.

 

Con nocturnidad, no por la necesidad de ocultar algo que estaba manifiestamente anunciado, sino para minimizar las complicaciones por el derribo y el corte de la calle, pero como consecuencia, muchos caballas se acostaron con una imagen en su memoria reciente y han amanecido con otra muy distinta, y más desangelada en la realidad de la arquitectura de la ciudad.

 

Otro de esos negocios doblemente familiares, por ser regentados por una familia y por la familiaridad que provocan los años de coexistencia y las experiencias y recuerdos vividos en su interior, que dice adiós a una Ceuta que rumbo al futuro cambia de rostro a pasos agigantados. Una Ceuta que queda menos reconocible, aunque más moderna. No todos los tiempos pasados fueron mejor, pero al contemplar los restos del inmueble de Victori Goñalons, la nostalgia invita a soñar, y la realidad a decir, adiós.

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