jueves. 28.03.2024

La Frontera

Inicialmente una frontera debe servir para delimitar el territorio sobre el que una nación ejerce su soberanía, siendo la zona de tránsito social entre dos culturas. En el caso de la frontera del Tarajal en Ceuta, esa “utilidad” es meridianamente clara y, además, se convierte en franja de separación de la Unión Europea con el continente africano: la frontera sur de Europa junto a la frontera de la ciudad hermana, Melilla. Pero hay una segunda utilidad que también es muy importante: sirve para controlar y “facilitar” el intercambio mercantil entre ambos países y territorios. En el caso del Tarajal ninguna de esas dos funciones se cumple y la frontera se ha convertido en un tapón de mercancías y un grave problema económico y de seguridad ciudadana en Ceuta.

 

El no reconocimiento por parte de Marruecos de la “españolidad” de Ceuta obstaculiza la posibilidad de permitir un normal flujo de mercancías desde Ceuta a Marruecos, de tal forma que no es posible la exportación entre ambos países pero “se permite” entrar la mercancía que sea capaz de cargar una persona, como si fuera parte del equipaje de mano de alguien; y últimamente se permite el paso de turismos cargados con productos: porteadoras y coches pateras. Es desolador ver como mujeres cargan a sus espaldas bultos imposibles que generalmente duplican su propio tamaño, y como se hacinan unas con otras, “pastoreadas” por unos guardias de seguridad del polígono industrial fronterizo, donde “compran” los productos que van a portear y por cuyo trabajo, con el que ponen en peligro sus vidas, reciben unos pocos euros. Mientras mas prisa se den, mas viajes les dará tiempo a dar, por lo que el cruzar la frontera se convierte en una terrorífica carrera que puede acabar en avalancha, que en ocasiones termina con la muerte de mujeres aplastadas por las demás... Los coches patera generan una interminable cola para cruzar la frontera que nos disuade a todos, ceutíes y marroquíes de cruzarla y obstaculiza gravemente la entrada a las barriadas aledañas, y lo que es peor al Hospital Universitario.

 

La situación geográfica de esta frontera sur de Europa convierte a Ceuta y Melilla en la puerta de entrada de todo el flujo migratorio ilegal del África subsahariana. Los asaltos a la valla de miríadas de inmigrantes en busca del Dorado europeo se han convertido en noticia diaria. Grupos numerosos de ellos malviven en los montes cercanos a la frontera esperando el momento propicio para “el asalto”, mientras las autoridades marroquíes miran para otro lado y las españolas y europeas no hacen nada para mejorar la situación de la frontera y la dotación personal y material para las fuerzas de seguridad encargadas de custodiarla que a duras penas pueden controlar los ocho kilómetros del perímetro fronterizo ceutí, pese a que a Guardia Civil y Policía Nacional les duele la boca de pedir refuerzos y mejoras…

 

Hay otro gravísimo problema, tanto en la frontera de Ceuta como la de Melilla: la entrada de terroristas yihadistas mezclados en esas oleadas de inmigrantes ilegales. Si consiguen entrar estarán aquí hasta que se resuelva su expediente administrativo de expulsión y mientras quepan en el CETI (Centro de estancia temporal de inmigrantes). A veces son trasladados a CIEs, centros de internamiento de extranjeros, centros cerrados de la península, a la espera de ser expulsados a sus países de origen. Si en el plazo de 60 días no han sido expulsados han de ser puestos en libertad en territorio nacional, europeo…Controlar la entrada de inmigrantes ilegales por estas dos fronteras se convierte de una necesidad de primer orden. Conseguir que Marruecos colabore para evitar avalanchas es fundamental.

 

Las dos actividades esenciales de Ceuta que generan riqueza para la ciudad son el turismo y la actividad comercial. Por razones obvias el mayor numero de turistas son los provenientes del país vecinos y nuestra mayor actividad comercial se produce con marroquíes. La situación de la frontera hoy por hoy estrangula la ciudad y si no ponemos remedio en breve a ello, nos quedaremos “colgados” económicamente. Las autoridades locales deben exigir a las nacionales, y las nacionales a las europeas que tomen cartas en el asunto y que lo hagan “para antes de ayer”… Ponerle puertas al campo es muy complicado si, pero eso no es razón para dejar languidecer a una ciudad española que soporta uno de los flujos migratorios mas grandes del continente europeo.

 

La Frontera