A las seis de la tarde llegaba a la sede del PSOE para entregar sus avales Antonio Gil. El ex secretario general de UGT acudía a Daoiz con 16 avales, el doble de los necesarios para hacer efectiva la candidatura.
A penas diez minutos más tarde aparecía Enrique Moya, que entregaba sus 12 avales aclarando que esos eran los que entregaba en papel pero que también se podía avalar a los candidatos por vía telemática.
En los dos casos han planteado que se presentan a estas primarias porque consideran que hay cuestiones susceptibles de ser mejorables en el funcionamiento del PSOE y que ellos pueden ser la opción para hacerlo.
Han negado la existencia de crisis en el seno del partido, recordando, en el caso de Antonio Gil, que éste es un proceso recogido en los estatutos y al que pueden concurrir todos los militantes que así lo deseen.
