martes. 23.04.2024

Innovando, que es gerundio

 

 

La industria del Séptimo Arte lleva décadas tratando de hacer películas con olor, sin percatarse de que el cine olfativo se inventó en Ceuta. Concretamente, en aquellas tardes sabatinas del Cine África, en la que si coincidías con un grupito apañado de "guripas" podías paladear los finos aromas de Ketama, Jamaica o Colombia. Era un concepto de cine solidario, a lo Dogma 95: fumaras o no, ya te llevabas el colocón puesto. Los olores, eso sí, no seguían el guión, puesto que el mismo perfume valía para "El Rey León", "Titanic" o "Parque Jurásico". Hablando de cine, también fuimos pioneros en el concepto de "spoiler" -lo que viene siendo contar una película a quien no la ha visto- colectivo. Si aquel paisano del que, cuenta la leyenda, recorrió en su moto la impresionante cola tras ver El Sexto Sentido para la sesión siguiente al grito de "Bruce Willis está muerto" es real y lee esto, tenga presente mi eterna admiración y la petición de una entrevista.

 

Siempre tuvimos cierto gusto por la innovación. Recuerdo aquellos dos que trataron de entrar en el Libro Guinnes de los récords consiguiendo que un coche andara una cantidad determinada de metros sustituyendo la gasolina por un compuesto de platano y Baileys. El caso es que aquello arrancó, aunque se marcó un "Carlos Sainz" y se paró a los dos minutos de empezar a andar. O el salto que dimos imberbes periodistas cuando alguien nos llamó para decir que a cierta persona se le había escapado su mascota. No era un caniche, sino un león al que el vecindario trató de reducir como pudo (sus piedras, sus palos y sus cosas).

 

Estamos a punto de homologar las losetas verdes como pista de patinaje para terminar de innovar y hacer el monumento al Campero de Corazones como elemento cohesionador de la sociedad; es más representativo, desde luego, que una farola con cabeza de dragón. Somos tan grandes que no hemos visto la nieve -la de verdad- más que en el congelador y tenemos a uno de aquí subiéndose al coto privado de los Fernández Ochoa. Bueno, un día nevó en García Aldave, pero aún hay gente que no se lo cree y los que lo recordamos estamos ya en edad de queso de Burgos y "danacoles" para cenar. Un imitador de Michael Jackson es el nuevo héroe local y andamos deseando que desembarque la Familia Roig porque el champú de almendras huele de categoría.

 

Seguimos siendo reputados especialistas en el género del rumor: no se cuantas versiones con sus finales van ya desde el pasado lunes de un doloroso accidente; la verdad está en la calle y en el "intenné" y el resto es todo mentira.  Lo de dejar trabajar a jueces, policías, médicos, abogados y, si se puede, periodistas, para otro momento. Pero sin prisas...

 

Por cierto ¿Saben ustedes que una niña se murió tras tragar una medusa?. A mi me lo ha dicho el panadero, que conoce a los padres del vecino. Igual es la misma que secuestraron en un Mercedes verde...

 

 

Innovando, que es gerundio