Ya lo advertían, irónicamente, los convocantes en la rueda de prensa para recordar la manifestación de esta tarde: el problema de la frontera es de las pocas cosas que ha logrado unir a empresarios y sindicatos. Y la fotografía de la manifestación que ha recorrido el trayecto entre Plaza de la Constitución y la de los Reyes daba cuenta de ello: todos los partidos representados en la Asamblea, salvo el PP, los sindicatos UGT y CCOO, Confederación de Empresarios y Cámara de Comercio, en una manifestación en la que, como siempre, las cifras de asistentes eran dispares: 1.500 según alguno de los convocantes, 700 personas según el Cuerpo Nacional de Policía. La pancarta principal, con el lema “Exigimos soluciones al problema de la frontera” y otras como “STOP decomisos en la frontera” y “Una frontera digna y no tercermundista”. Y varias consignas como “Queremos soluciones”, “El Comercio, unido, jamás será vencido” u otras que pedían la dimisión del delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull.
Al paso de la manifestación se palpaba otro síntoma de respaldo a la misma: establecimientos cerrados a una hora de actividad netamente comercial. Al final de la marcha, una voz grabada reprochaba su “pasividad” a la Delegación del Gobierno, y reclamaban al Ejecutivo central que entienda “el sufrimiento por el que estamos atravesando y el hecho de que cada día haya una nueva empresa que eche la persiana”. Y los convocantes, satisfecho. Juan Luis Aróstegui, secretario general de Comisiones Obreras, incluso dejaba entrever la posibilidad de una huelga general.
Satisfecho, también, el presidente del Centro Comercial Abierto, Ernesto Valero.
Por su parte, el secretario general de UGT, Juan Carlos Pérez, se preguntó “qué cuento contaría” el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, tras la reunión de este jueves con Mariano Rajoy.
