viernes. 29.03.2024
ENTREVISTA

Esteban Ibarra: “España no está libre de un gobierno extremista”

La proliferación de expresiones de odio e intolerancia en redes sociales y el debate sobre una legislación para ello, el resurgimiento de extremismos en países de nuestro entorno o elementos tan de moda como la “posverdad” son algunos de los aspectos tratados con Esteban Ibarra. Presidente del Movimiento contra la Intolerancia, reflexiona para Ceuta Televisión sobre estos y otros aspectos

2017 acabó, entre otras cosas, con un debate abierto para legislar en redes sociales contra los supuestos que pudieran constituir delitos de odio. Entiendo que para usted es un triunfo, pero no faltarán tampoco quienes aseguren que eso es cercenar la libertad de expresión…

Existen tipos penales que sancionan la incitación al odio y la violencia por motivo de intolerancia racista, sexista u otras formas que violan dignidad y derechos de las personas. Lo que importa es que se aplique penalmente y cuando no sea  punible penalmente como las injurias que están despenalizadas, tampoco exista impunidad en el ámbito civil, recogiéndose multas para esos comportamientos y a eso es lo que apuntan las peticiones. Es como conducir, si lo haces en lo prohibido vienen las multas y si resulta peligroso, viene la sanción penal.

El caso más flagrante, por sus consecuencias, es el homicidio de Víctor Laínez. Sin embargo, existió después una tendencia que no justificaba esa muerte, pero si hablaba de la ideología supuestamente ultra del fallecido. ¿El problema, pues, es mucho más profundo?

No hay nada que justifique un crimen de odio. Si tiene ideología de un tipo u otro, puede no gustar, pero eso no puede justificar o legitimar un crimen. Nuestra legislación es clara al respecto, la violencia no es permitida salvo en el caso de la legítima defensa que está razonablemente evaluada. No se sanciona la ideología, se sanciona la conducta, ahora que propagar el odio es una conducta y en concreto el discurso de odio. El crimen de Lainez es  detestable y condenable. Y personalmente, durante décadas, he mostrado mi confrontación y rechazo a todo tipo de fascismo y totalitarismo pero estos crímenes de odio no son aceptables cívicamente en ningún caso.

En los últimos tiempos, hemos visto que la mezcla entre política y redes sociales han devaluado palabras tan graves como “fascista”, “nazi” o “intolerante”. ¿Qué porcentaje de culpa tiene, pues, la clase política -a la que pertenecen algunos autores de estos tweets- y qué  conclusión podemos sacar de la preparación intelectual y ética de determinados políticos?

Mucha culpa, como también los periodistas y los medios que los utilizan. Hay falta de rigor y se puede llegar al esperpento ofensivo como llamar facha a Serrat o a Sabina por no estar de acuerdo con el “proces”. Hay afán de ofender y además no hay educación ética, con lo que resulta muy peligroso para los más jóvenes que carecen de memoria, conocimiento y experiencia. Solo veo un camino, educar en derechos humanos y en Tolerancia, recordando siempre que la libertad de expresión no conlleva la impunidad en la agresión.

Internet es un invento maravilloso, pero la fascinación que ejerce nos lleva a que muchas mentiras en redes sociales sean vistas como verdades absolutas, y a que portales de noticias deliberadamente falsas u hirientes contra un colectivo gocen de cierta credibilidad. ¿En qué hemos fallado los medios de comunicación tradicionales y qué se puede hacer contra esto, que no sé si es lo que se le llama posverdad?

Mis mayores y yo con ellos, en el mejor de los casos lo llamaban “las verdades a medias”, añadiendo que “siempre son mentiras como puños”.  Es un oxímoron otorgar a estos  mensajes cualquier término relacionado con la verdad. En épocas de relativismo como los de ahora, se tiende a negar la existencia de la verdad, donde todo es relativo, pero en eso consiste el conocimiento científico en intentar conseguir una aproximación lo más exacta posible. Pero ya se sabe “toda representación es una impostura” y hay mucho representante de todos, los periodistas, los jueces, los políticos….también los médicos, todos hablan en nuestro nombre y lo mejor sería transmitir con veracidad al máximo posible y no sustituir a las personas que por si mismas puedan  transmitir su mensaje.

Los protocolos de los sabios del Sión, acaso el libro más odioso de la historia, generaron una corriente de opinión negativa en torno a un determinado colectivo. Claro que aquello fue en el siglo XIX, pero aún siguen repitiéndose determinados mantras de aquel líbelo. ¿Cuántos “protocolos 2.0”. tenemos a diario?

Una inmensidad. Se estigmatiza y cuando se consigue difícilmente es reversible. Es una de las causas del incremento de los suicidios, incluso de menores. Ahora se han puesto tecnológicamente los medios para que cualquiera pueda realizar discurso de odio, estigmatizar, dañar provocando exclusión, marginación, discriminación hostilidad y violencia contra otra persona o grupos de personas por ser diferentes. La cuestión es combatir las ideas pero respetar a las personas, su dignidad humana y derechos, recordando lo que plantea el artº 30 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que niega el uso de libertades y derechos declarados para usarlos en detrimento de las libertades y derechos de los demás. La intolerancia criminal es un delito.

Trump, Orbán,  los movimientos antieuropeistas en el Reino Unido o Marine Le Pen. Entre otros.  ¿Qué ha pasado?

 Pues una respuesta en términos de reacción populista xenófoba frente a una globalización de las elites financieras. Se mundializa la intolerancia como respuesta retrogada y ante la inexistencia de una globalización de los derechos humanos, del desarrollo solidario, de la armonía ecológica…ante la derrota del progreso humanista por las oligarquías financieras internacionales, surge la otra opción que es la de siempre, los prefascismos y el enroque nacionalista y el egoísmo insolidario.

¿España está vacunada contra un partido de extrema derecha o extrema izquierda o para vacunarnos primero tendremos que pasar la enfermedad?

Nunca nadie está vacunado, aunque tenemos una memoria próxima de la dictadura franquista que ayuda a determinadas generaciones a recordar, lo que no sucede con los más jóvenes y sobre todo si encima hay quien banaliza diciendo que nuestra democracia no va más alla de ser una especie de neofranquismo. Los que vivimos la dictadura y sufrimos la represión, sabemos muy bien de lo que hablamos, y quien trivializa la dictadura de esta manera no está ayudando a profundizarla democracia y a extenderla, al final se convierte en cómplice de los totalitarismo de uno u otro signo.

“Yo no soy racista, machista, homófobo… pero”… Es una frase muy habitual. ¿Qué deja entrever ese “pero”?

 Pues que lo son y muchos. Es un pero justificador, tendente a legitimar conductas, que quiere ponerse una venda ante el reproche etico-civico que le puede caer encima. Hay que revisar nuestras conductas, no se trata de ser “bondadosos” se trata de actuar conforme a la justicia y mejor, respetando los derechos humanos, que son universales, osea para todas las personas. Y obrar en Tolerancia  que no se debe confundir con “permisividad!, conforme aprobó la UNECO en 1995 señalado que es una virtud y un valor proactivo que supone “respetar, aceptar y apreciar la diversidad humana”.

Y el caso es que genios imprescindibles de nuestro tiempo como Alan Moore en “V de Vendetta” o George Orwell en “1984” nos lo advirtieron… ¿Deberían ser de obligada lectura?.

No estaría mal leerlos y debatirlo en la escuela, lugar ideal para construir personas responsables con derechos y deberes, es decir ciudadanía. Seguimos aprendiendo los reyes godos pero nadie conoce  el artº1 de la Declaración Universal mencionada en la entrevista  que expresa con firmeza que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Y debatirlo a fondo, conociendo sus precedentes, entre ellos el Holocausto, por no respetarlos.

Esteban Ibarra: “España no está libre de un gobierno extremista”