martes. 16.04.2024

No hacía falta, ministro Zoido

Sinceramente, le agradezco el detalle, ministro Zoido, de tener un recuerdo para Ceuta con motivo del homenaje a la Carta Magna. Comparto con usted lo importante e ingrato de la labor policial. Créame que lo sé: quien suscribe esto es, a mucha honra, nieto, hijo, hermano político y sobrino del Cuerpo Nacional de Policía.

 

Glosaba usted el difícil trabajo de los agentes policiales, sobre todo en las complicadas horas en Cataluña. Le asiste de pleno la razón: a la dura labor, habría que unirle la dificultad de vivir en un barco de juguete, sometido al escarnio público por un quítame allá esos gastos. Ya lo sé, ministro: la crisis y la contención del gasto. Es, emulando a Alberto Closas en "Muerte de un Ciclista", como la guerra civil: vale para justificarlo todo. Sea para tener a antidisturbios durmiendo junto a la piscina de bolitas, a la plantilla de la Policía y Guardia Civil desdoblando esfuerzos en Ceuta o, saliendo de su negociado, para tener la hucha de las pensiones con peor salud que la defensa de mi Betis.

 

En serio, querido ministro, no vea esto como un reproche. Al margen de errores que cualquiera que hablemos mucho en público podamos cometer, le agradezco la gentileza. Como el hecho de hablar de esa "española" ciudad. Esto, lo reconozco, es una obsesión muy mía. Sé que le gusta a muchos de mis paisanos, y que el propio presidente Juan Vivas también hizo alusión a la "españolidad" de Ceuta. Pero, sinceramente, no hacía falta. Se de buena tinta que usted no desconoce una ciudad en la que, de no ser por cierta crisis con un islote, habría acabado ostentando un importante cargo.

 

La intención puede ser buena, pero el tiro es erróneo. Yo no voy a reivindicar su sevillanía, no voy a decir que usted es miembro del Gobierno, juez en excedencia y sevillanísimo. No hace falta recalcar lo obvio, salvo que nos dejemos llevar por el tópico. No, Ceuta no es España. España es Ceuta. Todos los problemas y virtudes de nuestra sociedad puede usted encontrarlos en esta Ciudad. Paro juvenil, inmigración, carestía de la vivienda, escasez de recurso naturales, diferencias sociales; también solidaridad, hospitalidad, multiculturalismo y cercanía. ¿Habrá una versión más reducida de España que Ceuta o una más amplia de Ceuta que España?. Esa España dinámica y orgullosa, que saca ahora sin complejos la bandera del gol de Iniesta y no la del gris franquismo, es en la que llevo viviendo desde que tengo uso de razón.

 

Sin acritud, ministro.

No hacía falta, ministro Zoido