Cientos de personas se agolpaban durante la noche en el paso fronterizo de Tarajal. El control del paso de mercancías de un contingente tan numeroso ha provocado retenciones intermitentes tanto en el tránsito de vehículos como de porteadores.
Cientos de personas, cientos de historias. “Palos y cargas policiales” acusaban algunos porteadores. Piedras lanzadas sobre los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, respondiendo a estos apedreamientos desde la parte alta paralela a la carretera, expulsando a la gente de esas zonas y dispersando las aglomeraciones en la carretera.
Un hombre que trata de ganarse la vida en la frontera cuenta que “se trata de jóvenes que tiran piedras para provocar que la policía aleje a los porteadores y aprovechar la distancia con los agentes y el caos imperante para robar bultos a los porteadores”
Policías y Guardias civiles que arriesgan su integridad física para evitar colapsos como parte de su deber. Personas que tratan de ganar un jornal para llevar comida a su casa. Es solo una noche más en la frontera de Ceuta, pero para todas estas personas, para Ceuta, se trata de la realidad a la que se enfrentan cada día. Reza un dicho: “Piedras y palos romperán mis huesos, pero las palabras no me quitarán el sueño”, aunque la frontera si se lo quita a más de un ceutí.
