jueves. 18.04.2024

ENTREVISTA. Sonia Cervantes: “La patología mental no existe en la mayoría de los maltratadores”

Su rostro se hizo popular en toda España haciendo el papel de psicóloga de “Hermano Mayor”: un programa que indagaba en los programas conductuales de determinados adolescentes en el seno familiar. Sonia Cervantes Pascual (Barcelona, 1974) es, por tanto, una profunda conocedora de la mente adolescente en la España de este 2017 en el que la juventud no solo no ha desterrado, sino que, preocupantemente, sigue fomentando y considerando como algo normal la violencia de género.

Pregunta: Diversas encuestas reflejan que un porcentaje muy amplio de la juventud considera los malos tratos como parte de la normalidad ¿En qué estamos fallando?


Dicen que la sociedad actual carece de valores, creo que no. Cosa distinta es que se eduque en ellos. nos hemos relajado mucho dando por hecho que los jóvenes iban a interiorizar de forma automática todo lo que hemos ido consiguiendo las últimas décadas y años: mayor igualdad, más solidaridad, etc. si no les educamos en ello, fallamos.


Sin ánimo de demonizar a las nuevas tecnologías, ni mucho menos a una generación entera ¿por qué los adolescentes de hoy son más proclives a conductas rechazables, cuando estamos hablando de una generación “post Ana Orantes”, es decir, criada en medio de un gran despliegue mediático y social contra esta lacra?


Por el olvido anterior. En el fondo todos somos hombres del neandertal con móviles en mano. Si no educo en valores, en tolerancia, si no dejo bien claro que jamás hay que vulnerar los derechos de los demás, que hay que respetar la libertad ajena y otras muchas cosas, las nuevas tecnologías pueden usarse de acuerdo a los valores adquiridos. Si no los tengo, imagínate los resultados. Las nuevas tecnologías per se no constituyen ningún peligro. El mal uso y la ausencia de ciertos valores son un auténtico cóctel molotov.


Es también una generación que es nativa digital, con un berenjenal considerable en las leyes educativas -cada una dura en vigencia más o menos lo que el ministro que la promulga en el turno- y que ha dejado de relacionarse en la calle para construir su mundo paralelo entre videoconsolas -con algunos juegos espeluznantes incluso para adultos- o redes sociales ¿todo esto influye?


Sí, se socializan a través de las redes sociales, no en el tú a tú. Ahí se pierde mucho entreno en habilidades sociales y desde el anonimato o la intimidad de tu habitación quizás te atreves a hacer cosas que no harías en otro contexto. Creo que les debería dar un poquito más el aire. Que el regalo estrella de la primera comunión sea un teléfono móvil es un mal inicio y es el que tenemos a día de hoy.


Una generación ¿de huesos de cristal? Es decir, con tolerancia cero al fracaso; lo quiero y lo quiero ya


Algunos reciben una educación sobreprotectora basada en la evitación del sufrimiento. La consigna es “que el niño o la niña no sufra”. Con este panorama no hacemos más que quitarles las castañas del fuego, no poner normas ni límites haciéndoles seres absolutamente dependientes, con autoestima baja, poco resilientes e inseguros. Imagínate tener una pareja con esas características de personalidad… en vez de “que el niño o la niña no sufra” creo que deberíamos dirigirnos hacia el “vamos a darle herramientas al niño o la niña para que aprenda a sufrir cuando le toque”.


Como psicóloga ¿cómo valora el papel de los medios de comunicación en este asunto? Las noticias, o el tratamiento que se les da ¿generan una suerte de efecto llamada entre asesinos? Por desgracia, no hay un caso que nos estremezca que no tenga réplica dos o tres días después.


Que se tenga más conocimiento y se expanda como el aceite en las redes sociales no implica que haya un efecto contagio. De hecho, es una creencia errónea que agrava el problema. No hablar o hacer ver que no pasa no es la solución. Hay que hablar de violencia siempre que se la condene enérgicamente. La concienciación acerca de ciertas realidades, ayuda a prevenirlas y reducirlas. Una condena social total y absoluta es la mejor de las campañas. Si entramos en el amarillismo de cierta prensa o el morbo informativo, olvídate. Esa no es la vía.


La pregunta del millón ¿qué hay en la mente de un asesino para matar a su mujer delante de su hijo o, incluso, acabar con la vida de los vástagos, que se supone que son el eje central de nuestras querencias?



Te seré sincera: ni idea. Me cuesta mucho poder llegar a la mente de quien comete semejante salvajada. Quitando patología mental (que no existe en la mayoría de los casos) creo que se trata de la máxima expresión del odio, de la cosificacion del otro y de la peligrosísima ausencia de empatía, algo que lleva gestándose años y décadas. No todos los psicópatas son asesinos ni todos los asesinos son psicópatas.

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