jueves. 28.03.2024

 

 

Poco o nada podían imaginar aquellos que acudieron a la llamada para ingresar en un cuerpo de nueva creación inspirado en el Tercio de Extranjeros francés que, casi un siglo después y en el mismo lugar donde se fundó, recordar aquel 20 de septiembre se convertiría en un evento social de primera magnitud en lo local, en un día rayano en lo festivo y con generaciones tanto de legionarios como de veteranos repartidos entre el Patio de Armas y la improvisada tribuna. La mítica "Posición A", cuyo nombre oficial es la de IV Bandera Legionaria, acogió una vez más ese evento, cargado de emotividad e impregnado de todos los detalles que han construido a lo largo de casi un siglo el denominado espíritu legionario.

 

Con distinciones tanto a civiles como militares; nombramientos de nuevos Legionarios de Honor y una alocución, breve y ajustada a los cánones, del coronel jefe el Tercio, Felix Abad. Con una mención especial a uno de los grandes mitos de la historia legionaria. Si, a pesar de lo que diga la canción que inspiró su muerte, si se sabía quien era. Se llamaba Baltasar Queija de Vega.

 

Hermandades de veteranos, distintas cofradías con las que colabora el Tercio tanto en Ceuta como en Andalucía o regidores locales como el de Ceuta, Juan Vivas y el de Algeciras, José Ignacio Landaluce asistieron a un evento que tuvo, una vez más, en el homenaje a los Caídos su momento más emotivo y en un legionario muy especial con graduación de cabo a la estrella con la que todo el mundo busca la foto a posteriori. En efecto: el carnero.

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