miércoles. 24.04.2024

 

 

Acaso el fotógrafo más admirado de todos los tiempos, Robert Capa solía decir que si tus fotos no eran lo suficientemente buenas es que no te habías acercado lo suficiente. El genio húngaro recomendaba, pues, pisar el terreno: acercarse al incendio, herido o conflicto hasta poder prácticamente poder transmitir el fuego, el dolor o el horror. Tarek Ananou no pasará a la historia por retratar un miliciano yacente en Cerro Muriano o por inmortalizar parte del Desembarco de Normandía. Pero reconocqe que las experiencias  vividas en los últimos meses no le dejan indiferente; son de las que curten el alma detrás de la cámara.

 

De casta le viene al galgo, podría decirse. Tanto a el como a su "otro yo" periodístico, Lucas De la Cal. Ambos hijos de Juan Carlos y Hamadi: redactor y fotógrafo con participación en el extinto Diario 16 o en el equipo fundacional de El Mundo. A los "juniors" les ha tocado, cosas de la vida, contar las revueltas del Rif o destapar la sórdida y escabrosa historia de las condiciones de los "niños del pegamento" en las escolleras de nuestra ciudad. Esta es la historia que más ha desgarrado a quien la ilustra con dagerrotipos.

 

Fotografías expuestas en el Fotodoc de Tarifa, llevado a cabo este martes en el mítico castillo de Guzmán el Bueno. Fotografías por las que ya ha habido contactos para exponer en Londres, Barcelona o Düseldorf. ¿En Ceuta?. La vida sigue igual...

Niños del pegamento, pisos patera e inmigrantes: la Ceuta que nadie ve se expone en Tarifa