miércoles. 24.04.2024
SEMANA SANTA

Marruecos: las vacaciones que se convirtieron en encierro

Más de 3.000 españoles esperan una oportunidad para salir de Marruecos. De momento, se sabe que la Embajada española en Rabat ha fletado un barco para salir desde Tánger hasta Algeciras, pero la situación se vuelve dramática teniendo en cuenta que la decisión del Ejecutivo magrebí es la de mantener cerrado el espacio aéreo hasta nueva orden, para evitar la propagación del virus.

Por cercanía, por precio, por atractivo: por lo que quieran. Marruecos es uno de los principales destinos turísticos elegidos por los españoles, sobre todo en épocas como estas para 'viajes cortos'. Pero en esta ocasión, el viaje puede durar mucho más de lo previsto en un primer momento. El motivo se lo contábamos recientemente: el país vecino cerraba con carácter inmediato su espacio aéreo con el exterior (a excepción de New York, Montreal, Oriente Medio y algunos países africanos) a efectos de evitar la propagación del virus. Máxime ante la cercanía del mes de Ramadán.

 

Ello ha dejado como consecuencia, entre otras cosas, que 3.000 compatriotas estén, en estos momentos, atrapados en el vecino país. La actividad en el Ministerio de Exteriores es poco menos que frenética: de momento, se anuncia un barco para españoles y residentes en España con salida desde Tánger y destino a Algeciras para el próximo día 6 de abril. Lo ha fletado la Embajada española en el vecino país, que recomienda permanecer muy atentas a aquellas personas que quieran regresar a España, y que pueden tramitar su viaje pinchando sobre la negrita.

 

Pero todo parece indicar que no será suficiente. O que será, en algunos casos, tarde. Un turista español, por ejemplo, declara al diario "20minutos.es" que bajó a Casablanca con su mujer y su cuñado -oriundos de Marruecos- y ahora se encuentran con esta situación. A la incertidumbre de no saber cuando van a volver a España se une ahora la laboral, puesto que los tres temen encontrarse con la carta de despido cuando vuelvan a Madrid. Incluso, el mismo diario, cuenta la historia de Yousseff: un odontólogo marroquí que trabaja en nuestra ciudad, que quisiera volver cuanto antes -se encuentra en Tetuán- que concluye que sus pacientes "pueden esperarme, pero la clínica (sin especificar) no puede estar un mes sin dentista".

 

Todas las personas, tanto en el reportaje de los compañeros como en redes sociales, se quejan de la desinformación que dicen haber sufrido. Incluso, lamentan algunas que "llamamos cuando empezaron los rumores sobre una posible cancelación de los vuelos con el exterior, y nos dijeron que no había nada". Eso fue horas antes de que Marruecos oficializara el cierre de su espacio aéreo, salvo las excepciones reseñadas.

 

La propia ministra de Exteriores, Arancha González Laya, se ha pronunciado sobre el asunto. En declaraciones a Onda Cero, la jefa de la diplomacia española señala que lo más prudente es no viajar, aunque insiste en que el Ministerio de Exteriores "siempre va a estar ahí". Es la política guipuzcoana la que ofrece la cifra: 3.000 personas atrapadas en Marruecos, y muestra su esperanza en que en junio esté listo el denominado "carné verde" europeo: aquel que certifica que la persona que lo posee está vacunda o, al menos, no está infectada de COVID-19.

 

Otras historias llegan, como decíamos, a través de redes sociales. Como por ejemplo la de un profesor gallego que empieza a dar clases en Ourense el próximo día seis y que está casado con otra docente, con plaza en un colegio español en Tánger. Este no culpa al Gobierno español de nada (el debate sobre si  es más perjudicial la acción de Marruecos o la reacción de España también está siendo intenso), sino al magrebí por no avisar con antelación. También tiene efectos en sentido contrario: un empresario que trabaja entre España y Marruecos teme por el futuro de su negocio, ya que tiene que acudir a Tánger a realizar unos pagos a principios de mes, y no sabe como podrá realizarlos. El intercambio de información sobre como inscribirse en los próximos barcos, o incluso sobre el idioma en que tienen que presentar la PCR negativa, también está siendo un debate interesante entre españoles y marroquíes que están atrapados a uno y otro lado de la frontera. Atrapados: un término que empezó a hacerse familiar el trece de marzo del pasado año, tras el cierre de El Tarajal, y que continúa a estas alturas, bañando de incertidumbre la vida de miles de personas a uno y otro lado.

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