jueves. 25.04.2024

Cualquiera que pase habitualmente por la fachada lateral de la Iglesia de Los Remedios puede percatarse de un sencillo mosaico encima de dicha puerta. Representa a  Juan XXIII. No sería de extrañar, puesto que en muchas parroquias de todo el mundo hay imágenes de distintos papas, salvo por un hecho ocurrido el 15 de abril de 1950.

 

Era Lunes de Pascua, recién concluida la Semana Santa de nuestra ciudad. Procedente de Marruecos "un país que yo mismo esperaba árido y desolado y por el contrario, en primavera es un verdadero paríso terrestre" como escribiría a sus hermanas,  llegaba a nuestra ciudad un sacerdote orondo, con aspecto bonachón. Sin embargo, no era cualquier religioso: era el nuncio apostólico en Francia. Un país que entonces, recordemos, ejercía el Protectorado sobre Marruecos junto a España.

 

Roncalli ofreció una misa en el Santuario de Nuestra Señora de África. Posteriormente, pasa la noche en la Iglesia de Los Remedios y según su propio diario "cruzó el mar" para seguir con una peregrinación por el resto del país. Una peregrinación que repetiría años después, estando ya al frente del Arzobispado de Venecia (una de las diócesis más influyentes del mundo), aunque atraído por conocer los avances de una Orden fundada apenas treinta años antes por el sacerdote aragonés Josemaría Escrivá de Balaguer: el Opus Dei. El 28 de octubre de 1958, el protodiácono Nicola Canali anunciaba al mundo la elección de un nuevo papa. "Cardinalem Roncalli", el Papa Juan XXIII. El mismo que puso en marcha el Concilio Vaticano II antes de su muerte, en 1963, que fue beatificado por el actual Papa cincuenta años más tarde y que, una primavera de 1950, llegó a Ceuta "antes de cruzar el mar". Y se alojó en la misma Iglesia que, cada Viernes Santo, abre sus puertas para que procesione la Cofradía de la Buena Muerte.

Cuando el Papa Juan XXIII ofreció misa en la Iglesia de África